Eduardo Lliteras Sentíes.- Mafias chinas operan en México para saquear sus recursos naturales con la complicidad de autoridades de diversos niveles así como policías, jueces, ministerios públicos. Del mar de Baja California al Canal de Yucatán y el Mar Caribe, el saqueo de especies marinas para satisfacer los caprichos culinarios chinos ha llevado a la extinción a la fauna marina en la mira de la pesca furtiva.
Hablamos de las diversas variedades del pepino de mar pero también de la totoaba (considerado un platillo gourmet), de los caballitos de mar, de las tortugas marinas, entre otras especies marinas. Pero no sólo los mares son depredados para llevar a China fauna que en aquel país asiático alcanza precios que multiplican por varios ceros la miseria que se paga a los pescadores furtivos en nuestras costas. También especies terrestres como el jaguar están en la mira del Cártel del Dragón y de sus tentáculos.
En efecto. En el norte del país se habla del Cártel del Dragón, surgido históricamente con la migración china a la ciudad de Mexicali el siglo pasado tras el descubrimiento de la totoaba por su parecido con especies que se comercializaban en China. Como señala un artículo de Enrique Alvarado, Andrés M. Estrada y Alejandro Melgoza (del colectivo de periodismo ambiental Naguales) publicado en el Washington Post un kilo de buche de totoaba se tasa en 5,000 dólares en México y el precio una vez en China alcanza los 60,000 dólares. El problema, además de la exorbitante ganancia que lleva a compararlo con la cocaína, son las víctimas colaterales de la pesca ilegal de la totoaba, como la vaquita marina, especie mexicana de cetáceo de la que se dice quedan 10 ejemplares, cuando mucho.
Pero no es sólo totaba lo que saquea el Cártel del Dragón: también comercializa pepino y caballito de mar, así como tortuga marina, afirman en el reportaje. Dicho cártel, aunque no se autodenominada así, está integrado por chinos, estadunidenses y mexicanos que operan en China, Estados Unidos y México.
Preocupa que las autoridades mexicanas han fracasado en el combate a dicha mafia en la que están incluidos desde inspectores ambientales y agentes del ministerio público, hasta fiscales y jueces. Es decir, estamos ante una mafia con tentáculos internacionales y con capacidad transnacional que tiene cooptados a personeros y funcionarios mexicanos.
El secretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán, aseguró en días recientes al ser cuestionado sobre el saqueo marino de totoaba, que en lo que respecta al Alto Golfo de California “se tiene un operativo constante con varias unidades de superficie, incluso helicópteros y hay una interrelación con otras entidades del gobierno federal en donde estamos trabajando para disminuir al máximo, sobre todo el tráfico de buche de totoaba”.
De hecho, según Conectas, hasta ahora únicamente la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México (SHCP) ha llevado a cabo acciones contra el tráfico de totoaba. Fuentes de alto nivel señalaron que se abrió el expediente “Totoaba-San Felipe” donde se identificaron 225 reportes de operaciones inusuales con 178 sujetos “posiblemente vinculados” al tráfico de buche. Por ello, se congelaron las cuentas de nueve sujetos –ningún objetivo chino– por activos sospechosos que ascienden a 3,233,701 pesos (159,933 dólares). La UIF también compartió información a la Fiscalía General de la República para abrir una investigación.
Un reportaje publicado por Conectas, afirma que una organización conformada por ciudadanos chinos en México, Estados Unidos y China, trafica especies marinas desde las costas mexicanas hasta Asia con fines afrodisíacos.
Conectas también menciona la detención de tres chinos en Mexicali en 2018 que fueron descubiertos traficando con totoaba para ejemplificar la corrupción e impunidad en materia de delitos ambientales y en el tráfico de fauna marina como la totoaba.
De hecho, los chinos fueron liberados, en primer lugar su cabecilla, quien compró su libertad pagando una mordida al ministerio público y a los policías.
Por ejemplo, en Yucatán en 2018 se supo que una persona de nacionalidad China fue detenida en el Aeropuerto Internacional de Mérida con 79 piezas de pepino de mar en su maleta. El extranjero fue puesto a disposición de Ministerio Público de la Federación y después ya no se supo más del caso.
En 2014 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y de la policía Federal Ministerial detuvieron en un hotel del centro de Mérida a un ciudadano chino identificado como Yun Chau Tain, por tener en su poder unos cinco kilogramos de pepino de mar, los que había puesto a secar en su misma habitación. Estos son sólo dos ejemplos conocidos, pero hay otros, en los que se ha detectado la presencia de ciudadanos chinos en Yucatán traficando con fauna marina, ya que además se conoce del tráfico de pepino a China desde nuestras costas con dirección a Estados Unidos y el país asiático. Negocio mutimillonario y hasta ahora impune.
Pero además del saqueo de especies marinas, animales terrestres como el jaguar, puma y el ocelote, por citar tres, también están en la mira de las mafias que saquean fauna para exportarla a China.
Un estudio internacional publicado en Conservation Biology (con información de Red Fauna, Wildlife Conservation Society, Oxford Wildlife Trade Research Group, Independent Consultant, entre otros) menciona que la incautación de cientos de cabezas y colmillos de jaguar en América Central y América del Sur entre 2014 y 2018 sugiere que los traficantes de fauna están comerciando con partes de jaguar como sustituto de partes de tigre para satisfacer la demanda de la medicina tradicional asiática y china.
El reporte menciona que se recopilaron un conjunto de datos de más de mil felinos silvestres incautados jaguar [Panthera onca], puma [Puma concolor], ocelote [Leopardus pardalis]) en 19 países de América Central y América del Sur y en China. Entre los países mencionados se encuentra Belice, fronterizo con Quintana Roo y Campeche.
El reporte hace notar el nexo entre la llegada de inversiones chinas legales con el saqueo de fauna ilegal. Afirma que las cadenas de mercado legales pueden proporcionar una estructura para la cadena ilegal; por lo tanto, la afluencia de productos ilegales de jaguar es potencialmente un efecto colateral de la colaboración económica entre China y los países de América Central y América del Sur. Afirma que la pobreza y los altos niveles de corrupción en los países de origen pueden motivar a los habitantes locales a participar en actividades ilegales y a contribuir al crecimiento de este mercado.
No cabe duda de que frente a la escalada mafiosa contra el medio ambiente estamos indefensos. No sólo por la corrupción judicial y gubernamental, sino por la falta de dientes para que la Profepa, por ejemplo, pueda golpear con efectividad a las mafias locales y extranjeras que trafican con especies animales. Uno de los negocios ilegales más lucrativos del planeta.
Y por supuesto, hace falta que el combate a éste saqueo sea colocado en el lugar que se merece con recursos (económicos y humanos) federales, estatales y municipales suficientes para atacarlo, antes de que no queden especies que proteger. Reformar el marco legal y claro, capacitar en materia penal ambiental al personal dedicado al combate del tráfico son necesarios sin olvidar, claro está, la necesaria limpieza en ministerios públicos y sistema judicial para evitar que los delincuentes entren y salgan u obtengan amparos al vapor.