Redacción.- “Los trabajadores y las empresas se enfrentan una catástrofe, tanto en las economías desarrolladas como en las que están en desarrollo… Tenemos que actuar con rapidez, decisión y coordinación. Las medidas correctas y urgentes podrían hacer la diferencia entre la supervivencia y el colapso”, aseguró Guy Ryder, director general de la OIT tras dar a conocerse estas previsiones.
La segunda edición del Observatorio de la OIT: El COVID-19 y el mundo del trabajo , describe el COVID-19 como “la peor crisis mundial desde la Segunda Guerra Mundial”, actualiza la primera nota de investigación de la Organización Internacional del Trabajo publicada el 18 de marzo.
Según el nuevo estudio, 1250 millones de personas trabajan en los sectores considerados de alto riesgo de sufrir “drásticos y devastadores” aumentos en los despidos y disminución de los salarios y horas de trabajo.
Muchas de estas personas están empleadas en trabajos mal remunerados, de baja calificación, donde una pérdida imprevista de ingreso tiene consecuencias devastadoras.
A nivel regional, la proporción de trabajadores en estos sectores “en riesgo” varía del 43% en las Américas al 26% en África.
Algunas regiones, África en particular, tienen niveles de informalidad más altos, lo cual unido a la falta de protección social, gran densidad de población y débil capacidad, plantea a los Gobiernos serios desafíos sanitarios y económicos, advierte el informe.
A nivel mundial, dos mil millones de personas trabajan en el sector informal, la mayoría en las economías emergentes y en desarrollo, y corren un riesgo especial.
Es necesario adoptar medidas políticas integradas y a gran escala, centradas en cuatro pilares:
- apoyar a las empresas, al empleo y los ingresos
- estimular la economía y los empleos
- proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo
- utilizar el diálogo social entre Gobiernos, trabajadores y empleadores a fin de encontrar soluciones
“Esta es la mayor prueba para la cooperación internacional en más de 75 años”, afirmó Guy Ryder. “Si un país fracasa, entonces todos fracasamos. Debemos buscar soluciones que ayuden a todos los segmentos de nuestra sociedad global, en particular los más vulnerables y los que tienen menores posibilidades de valerse por sí mismos”.
“Las decisiones que tomemos hoy afectarán directamente la manera en que esta crisis evolucionará así como la vida de miles de millones de personas”, agregó.
Ryder aseguró también que con las medidas correctas se puede limitar el impacto y las heridas que dejará la pandemia: “Nuestro objetivo debe ser reconstruir mejor para que nuestros nuevos sistemas sean más seguros, más justos y sostenibles de los que permitieron que esta crisis ocurriera”.