Redacción / Eduardo Lliteras Sentíes.- Hasta la Ciudad de México tuvo que viajar el comisario de Chicxulub, Carlos León Zapata, acompañado de otras cuatro personas, incluida su abogada, Dariana Quintal Narvaéz, para presentar en Palacio Nacional una queja sobre contra la Sedatu por no haber escuchado las opiniones y necesidades de todos los habitantes de dicho puerto sobre los dos proyectos que se aprobaron para realizarse en esa comisaría del puerto de Progreso, en Yucatán, permitiendo que el alcalde, Julián Zacarías, imponga los intereses de su gente y divida a la comunidad.
La Sedatu (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano) que dirige desde la Ciudad de México, Román Meyer Falcón, propuso 2 proyectos para la comisaría de Chixculub como parte de las inversiones millonarias que el gobierno del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, propuso para el Puerto de Progreso y que inicialmente consistían en 500 millones de pesos.
Uno de los proyectos propone la reconstrucción de locales para loncherías, lo que es una vieja exigencia de las personas que allí trabajaban y fruto de la gestión de los ciudadanos que desde hace mucho tiempo trabajan o venden comida con puestos móviles en Chicxulub.
El primer problema fue que jamás hubo el acercamiento debido de la Sedatu con la comunidad. Allí el primer responsable fue el encargado de la Sedatu en Yucatán, Rafael Castilleja Rocha, y su personal, quienes dejaron todo en manos del alcalde de Progreso, Julián Zacarías.
En efecto. Fue el alcalde panista, Julián Zacarías quien dijo donde se van a hacer los locales y a quiénes se van a entregar.
En éste tema no hay que perder de vista las diferencias y enfrentamientos entre el alcalde y el comisario.
No es un secreto que el alcalde tiene sus diferencias con parte de la comunidad y con el comisario, Carlos León Zapata.
La cuestión es que el alcalde solo quiere construir 18 locales en lugar de los 30 que originalmente se habían propuesto, para beneficiar únicamente a los allegados de Julián Zacarías, nos comentan los afectados.
Señalaron que se buscó el acercamiento con Julián; se acudió con Castilleja a la Sedatu en Mérida e inclusive vino la subdelegada nacional, Magdalena Aguilar, a quien se le explicaron las irregularidades existentes en ese proyecto y en el otro proyecto en Chicxulub para remodelar el parque, pero la respuesta fue que ya no se podía hacer nada, increíblemente.
No hubo un estudio socieconómico sobre las necesidades de la población y ahora se pretende avanzar a pesar de las denuncias de los afectados por intereses político-partidistas del alcalde Zacarías.
Magdalena Aguilar, durante su visita a Yucatán, reconoció que “nos equivocamos, no hicimos las cosas bien, pero ya no se puede hacer nada”, nos comentaron los afectados.
Además Julián Zacarías llevó a su gente a la reunión con la gente de la Sedatu y en dicha institución federal al parecer, no se dieron cuenta de la maniobra del alcalde.
Asimismo, en el caso del proyecto de remodelación del parque, las autoridades federales y municipales, no han escuchado, como debían, a los habitantes y sus necesidades.
En el caso del proyecto de remodelación del parque, los habitantes y el comisario rechazan que la cancha la quieran edificar enfrente de la iglesia y tienen sus razones, ya que serán los futuros usuarios de dichas instalaciones.
Ante la sordera por parte de las autoridades a nivel local, acudieron a atención ciudadana en Palacio Nacional. Allí entregaron la documentación del caso con el comisario Carlos León Zapata.
No es que la gente esté rechazando la prosperidad, lo que quiere es un proyecto que los beneficie, puntualiza la activista y abogada, Dariana Quintal Narváez.
Por último, vale la pena señalar que con todo el propósito le enviaron un citatorio al comisario para que se reuniera con el alcalde, Julián Zacarías, pero la notificación llegó apenas una hora antes.
Sin embargo, el comisario sí acudió a la reunión, pero Julián Zacarías no estaba, paradójicamente, quizá pensando que estábamos en la Ciudad de México, nos comenta Dariana Quintal.