Los italianos de Fincantieri no quieren invertir en la construcción de los diques secos que serían necesarios para construir un astillero en el Puerto de Altura de Progreso, Yucatán, a pesar de la reciente visita de una delegación yucateca a Italia y a los astilleros de Trieste, famosos mundialmente. Tras el desacuerdo, pudo saber Infolliteras, se encuentra el diferendo sobre la “concesión de hasta 40 años para la gestión de las operaciones del astillero” que se había firmado durante el gobierno del panista Mauricio Vila Dosal y que al parecer no fue sostenida por el actual gobierno yucateco de Morena ni tampoco por el gobierno federal de Claudia Sheinbaum Pardo. Como se recordará, el 24 de noviembre de 2020, Fincantieri firmó una carta de intención con la Secretaría de Desarrollo Económico de Yucatán para participar en el diseño y construcción de una nueva nave de reparación, conversiones y mantenimiento de embarcaciones. Pero todo quedó congelado porque el presidente Andrés Manuel López Obrador no lo aprobó tras el rechazo de la Semar.
Fincantieri es el mayor constructor de buques de Europa. Tras su adquisición de Vard en 2013, y del 50% del astillero francés STX France en el 2018, Fincantieri multiplico su tamaño convirtiéndose en el cuarto constructor naval en el mundo.Fincantieri diseña y construye barcos mercantes, cruceros, y buques de guerra, también colabora activamente en la reparación de buques.
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En efecto. Tras la reciente visita a fines del año pasado, la respuesta de los directivos de la empresa naval estatal italiana, ha sido, según dio a conocer el gobernador Huacho Díaz Mena, que hay “un diferendo” con ellos por lo que la construcción de un astillero se pospone sine die, es decir, sin fecha lo que podría significar que quedó cancelada por siempre.
En diciembre el gobernador de Yucatán, Joaquín Díaz, se reunió con Alessandro Toci, presidente de Fincantieri Service USA, para «sacar adelante el proyecto de un astillero en el puerto de la ciudad de Progreso». Trascendió que durante el encuentro se examinaron los aspectos técnicos, logísticos y económicos vinculados a la iniciativa y se acordó trabajar en una nueva carta de intención, tras la firmada en noviembre de 2020, en el primer trimestre de 2025.
El primer acuerdo preveía la participación de la empresa italiana en el diseño y construcción de un nuevo astillero destinado a reparaciones, conversiones y mantenimiento navales, como parte de la ampliación y modernización del puerto de Progreso, el principal del Estado, ubicado a aproximadamente 35 kilómetros de la capital Mérida, así como la adjudicación de una concesión por cuarenta años a Fincantieri para la gestión exclusiva de la nueva estructura. Sin embargo, el gobernador ahora da por cancelada dicha inversión y proyecto.
En noviembre de 2020, durante el gobierno de Mauricio Vila Dosal, Fincantieri firmó un acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Económico y Trabajo del Estado de Yucatán para formar parte de la construcción de un nuevo astillero en el el Puerto de Progreso que ofrecería servicio de reparaciones y mantenimiento. La empresa, decían las autoridades estatales de Yucatán, recibiría una concesión de hasta 40 años para la gestión de las operaciones del astillero. Dicho convenio fue firmado, a distancia, por el Director de la División de Servicios de Fincantieri, Giorgio Rizzo y por el Secretario de Desarrollo Económico y Trabajo de Yucatán, Ernesto Herrero Novelo.
Cabe recordar que posteriormente tuvo lugar una reunión entre el gobernador del Estado mexicano de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, la entonces aún Secretaria de Economía del gobierno federal, Tatiana Clouthier, y directivos de la empresa italiana Fincantieri, los que presentaron el proyecto para la construcción del “más grande astillero del continente americano en el puerto de Progreso”, según se prometía, lo que se traduciría en beneficios para la población local, según decían.
Ante el embajador de Italia en México, Luigi De Chiara, el director de la División de Servicios, Giorgio Rizzo, y el presidente de Fincantieri Services USA, Alessandro Toci, expusieron los detalles del plan, que una vez concluido impulsaría el desarrollo económico del Estado, según se prometía. Pero como señalamos, dicha construcción nunca tuvo el apoyo de Palacio Nacional ni de la Secretaría de Marina que rechazó la Ley de Operación Energética y Marítima de Yucatán (OEMY) por considerar que sobrepasa los alcances establecidos en el convenio de colaboración entre esa institución y la administración estatal.
La Secretaría de Marina (SEMAR) rechazó tajante “las atribuciones otorgadas a la paraestatal del gobierno de Yucatán, a través de la Ley OEMY, ya que sobrepasaban los alcances establecidos en el convenio y contravenían lo establecido en la Ley de Puertos en relación a los derechos y obligaciones de un cesionario sobre los bienes del dominio público de la federación en razón por la cual”, decían, “no existían condiciones para que esta Secretaría de Marína continuara en la participación del referido instrumento legal en los términos que el gobierno del Estado pretende para el proyecto de ampliación del Puerto de Progreso”.
La Semar reclamaba que “la transportación marítima de pasajeros y de avituallamiento de servicios portuarios a las embarcaciones, tales como reparación de embarcaciones, remolque, remolque de lanchaje y atraque, así como de recepción, almacenamiento y suministro de petróleo y derivados del petróleo, gasolinas y diesel y gráneles minerales diversos” no podían ser concesionados a los italianos.
En pocas palabras, ahora no hay astillero porque el gobierno federal y la Semar no quisieron ceder atribuciones a los italianos de Fincantieri, los que iban a poner dinero, conocimientos y tecnologías, además de un negocio seguro. Y ahora la Semar lo único que puede proponer es dragar el canal de navegación y ampliar la plataforma del Puerto de Altura según se dice.
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Según se explicó en ese entonces, el astillero buscaría implementar los dos diques secos de mampostería más grandes de América, para albergar barcos de hasta 400m de eslora como cruceros, barcos de grandes cargas y buques de Oil & Gas con operaciones complejas. Así mismo se implementaría una plataforma elevadora para unidades de hasta 150 m de longitud muelles, grúas, talleres, equipos especiales, oficinas y almacenes.
También se anunció que los trabajos iniciales comenzarían en el primer semestre del 2021 por parte del Gobierno de Yucatán, el que gestionaría directamente la construcción de las infraestructuras y plantas principales, pero todo se atoró con el gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador que nunca dio su visto bueno ni apoyó el proyecto del gobernador Mauricio Vila Dosal.
Parte de los acuerdos firmados por Mauricio Vila Dosal implicaban que Fincantieri brindaría un asesoramiento inicial para posteriormente involucrar a otros socios en la construcción de instalaciones avanzadas. La asesoría incluía, según los documentos, formación del personal a nivel local y en Italia, por medio de los institutos de educación en la Fincantieri Academy.
Fincantieri, según se sabe, aspira a liderar el sector submarino mundial, aprovechando su experiencia en la construcción de submarinos. Con un mercado previsto de 400.000 millones de dólares para 2030, la empresa está respondiendo a la creciente demanda de renovaciones de flotas submarinas por parte de Estados Unidos, el Reino Unido y Australia. Sin embargo, no quiere invertir en construir un astillero en Yucatán. Y todo indica que es por la falta de confianza en el actual gobierno federal y la falta de entendimiento entre los gobiernos de ambos países, diametralmente opuestos ideológicamente.
Inclusive, en octubre de 2021 desde la Embajada de México en Roma, Italia, el canciller Marcelo Ebrard dio a conocer que sostuvo una reunión con Giuseppe Bono, director Ejecutivo de la empresa Fincantieri, para avanzar en el proyecto de construcción de un astillero en el puerto de Progreso, Yucatán. Pero todo quedó congelado.
CANCELADO EL PROYECTO
El gobernador Huacho Díaz Mena explicó a empresarios yucatecos que “estamos en un diferendo con Fincantieri. No quiere aportar dinero para la construcción de diques secos en las 80 hectáreas nuevas del puerto de altura”.
Así lo reveló el titular del Ejecutivo durante la ratificación de la Alianza por Yucatán, que firmó como candidato al gobierno del Estado con el sector empresarial yucateco.
“Estamos buscando opciones. Una es que los construya la Secretaría de Marina, otra que los construya el gobierno del Estado con el dinero del préstamo que dejó la administración anterior o que alguna empresa los construya con algunos beneficios”.
La empresa italiana, con una reputación histórica por construir más de 180 submarinos, pronostica que el mercado submarino global valdrá 400 mil millones de dólares para 2030. Fincantieri ha forjado alianzas estratégicas con los principales actores del sector submarino. El negocio, se nos fue de las manos.
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