Eduardo Lliteras Sentíes / Roma / Ciudad del Vaticano .- Se ha confirmado que dos cardenales electores no participarán en el Cónclave, quienes así lo han comunicado al Colegio: se trata del cardenal Antonio Cañizares Llovera, arzobispo metropolitano emérito de Valencia, y del cardenal John Njue, arzobispo metropolitano emérito de Nairobi (Kenia). De momento, se esperan todavía a cuatro cardenales electores que no han llegado a Roma.
Asimismo, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, desmintió la hipótesis de que el cardenal Pietro Parolin se hubiera enfermado, precisando que no se produjo tal episodio de un aumento de la presión. También negó que personal médico o de enfermería haya atendido al secretario de Estado del difunto Papa Francisco.
Por otro lado hoy se instaló la chimenea en el techo de la Capilla Sixtina. Cualquier información relativa a las pruebas técnicas podrá ser comunicada posteriormente.
ATAQUES A FRANCISCO
Hay quienes desean un Papa menos crítico de lo que pasa en el mundo, con las guerras, el hambre, el rearme, el cambio climático. Un Papa menos conflictivo, según dicen, es decir, más doblado a los poderes terrenales que dominan el planeta con sus proyectos de destrucción y saqueo.
Uno de éstos portavoces ha sido por sorpresa Beniamino Stella, de 81 años, quien acusó al difunto Papa Francisco de “haber pasado por alto la larga tradición de la Iglesia” e “impuesto, en cambio, sus ideas”, al permitir por primera vez que laicos y mujeres puedan tener cargos de gobierno en la curia romana.
En particular, obvio, se refirió a los recientes nombramientos, antes de morir de Francisco. Hablamos de Simona Brambilla, nombrada por Francisco en enero pasado “prefecto” del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y de Suor Raffaella Petrini, quien fue nombrada Presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano y Presidente de la Gobernación.
El italiano Beniamino Stella también criticó, así, la constitución apostólica “Predicad el Evangelio”, con la introdujo reformas a la curia y se permitió legalmente los nombramientos anteriormente mencionados.
LOS VOTOS EN EL CÓNCLAVE
La Constitución Universi dominici gregis firmada por Karol Wojtyla decreta que el nuevo Papa sólo será identificado cuando se alcancen dos tercios de los votos, “calculados sobre la base de los electores presentes y votantes” en el cónclave. Con la precisión de que si el número de cardenales “no puede ser dividido en tres partes iguales”, se requiere “un voto adicional”. En este caso, con 133 electores, se necesitarán 89 preferencias.
En caso de falta de acuerdo, después de tres días -y por tanto trece votaciones- se prevé una suspensión de 24 horas, para "una pausa para la oración, un libre coloquio entre los electores y una breve exhortación espiritual" encomendada al cardenal protodiácono. En los últimos tiempos esto nunca ha sucedido: el cónclave más largo fue el de Roncalli en 1958 y concluyó después de la undécima votación.
Tras el descanso, la sesión se reanuda con tres rondas más de siete votaciones cada una, alternadas con pausas de un día para la reflexión. En total se podrán realizar un máximo de 34 votaciones. Luego comienzan las elecciones de segunda vuelta, en las que sólo quedan en liza los dos nombres que obtuvieron mayor número de preferencias en la última votación. Benedicto XVI modificó esta fase introduciendo dos innovaciones, respecto a las indicaciones de Juan Pablo II. El primero impide a los dos contendientes emitir su voto. La segunda, más decisiva, restablece el quórum de dos tercios también para la segunda vuelta.
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