Estudiantes de la Escuela de Aviación Ave Fénix S.A. de C.V. acudieron a la Fiscalía General del Estado a denunciar que la escuela de aviación Ave Fénix incumple en la entrega de sus títulos o sus licencias como pilotos o sobrecargos. También denunciaron falsas acusaciones por parte de los directivos de dicha “escuela” y el uso de sus datos personales. Explicaron que hay casos de estudiantes que concluyeron sus estudios y aún no tienen sus documentos que lo acreditan. También afirmaron que les siguen cobrando para mantener vigente el trámite mientras buscan intimidarlos utilizando a la misma Fiscalía con denuncias falsas en su contra, según explicaron.
Además, denunciaron múltiples carencias en dicha “escuela” y errores administrativos que afectan directamente su preparación profesional.
No contamos con historial académico ni control sobre el avance del alumnado. No hay respaldo oficial del proceso educativo, explicaron.
Cobran de forma desorganizada y se exige el pago incluso sin verificar si el alumno ya está al corriente.
También dieron a conocer que la “escuela” tiene graves deficiencias. Por ejemplo, no existen los simuladores de vuelo necesarios para todas las carreras que ofrecen en redes sociales. Solo hay fotos impresas para imaginar que volamos, explicaron.
Asimismo, dijeron que sólo hay un avión disponible para decenas de alumnos, lo que ha provocado una larga espera para realizar las horas de vuelo indispensables en dicha carrera.
“Nos dan libros caros y de mala calidad, se venden entre 350 y 500 pesos, pero están desactualizados, en blanco y negro, con imágenes ilegibles y hasta contestados.
Por si fuera poco, afirmaron que el personal administrativo no tiene los conocimientos necesarios del área aeronáutica, lo que deriva en errores que afectan gravemente los trámites de los estudiantes.
Ave Fénix tramita mal la documentación para obtener licencias de los alumnos, la que se suele enviar con errores, lo que hace que el permiso de formación caduque y el alumno deba pagar de nuevo por el mismo trámite.
Lo más grave es que la escuela presume tener más de 30 años de experiencia, pero esa experiencia no se refleja ni en la calidad de su enseñanza, ni en sus instalaciones, ni en el trato hacia el alumnado, concluyen.
Los estudiantes están pagando por una educación que no reciben. Están perdiendo tiempo, dinero y oportunidades, mientras la institución continúa captando nuevos alumnos con publicidad engañosa y promesas vacías.

