En la colonia Bojórquez una consumidora detectó al menos un empaque de “Frijoles refritos negros” de la marca Isadora con una pequeña bolsa de plástico dentro; dicha bolsita de plásticos casi se desintegró al momento de la cocción del alimento que iba a servirse como parte de la cena.
De acuerdo con uno de los vecinos de esta colonia ubicada en el poniente de la ciudad, el producto de 400 gramos lo adquirió como parte de la cena, en una tienda de la esquina, y al momento de verter el contenido en la sartén, se percató que junto con los frijoles había una envoltura más pequeña.
En cuestión de segundos, se desintegró la bolsita, a excepción de un extremo bastante grueso, con lo que se evidenció que el alimento estaba contaminado con polímeros.
Al reclamar al encargado del changarro sobre la anomalía, devolvió el costo del producto, aunque señaló que nada vale reclamar a los proveedores de dicha empresa, ya que “siempre manifiestan que pongan la respectiva denuncia ante las autoridades competentes, ya que ellos nada pueden hacer al respecto”.
De acuerdo con la especialista de la Unidad Mérida del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Dalila Aldana Aranda, la dieta de los mexicanos incluye microplásticos, partículas contenidas en diversos comestibles de origen animal, que en el caso de la Península de Yucatán es través de los pollos y gallinas, así como de diversas especies marinas comestibles, por lo que está en riesgo la salud humana.
Ahora se confirma que los alimentos industrializados también están contaminados con microplásticos, debido a un descuido en el envasado del producto.
Los microplásticos son partículas de polímeros de talla inferior a cinco milímetros. Aunque también hay también mucho más pequeños, los llamados nanoplásticos. El consumo de microplásticos provoca daños a la salud humana.

