Redacción.- Luego de permanecer ocultos por más de 13 siglos, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Yucatán descubrieron un pasadizo delimitado por un par de arcos pétreos de cerca de siete metros de altura, localizados en las ?entrañas? del Palacio del Gobernador de Uxmal.
Durante los trabajos de investigación, también apareció el tercer mascarón de Chaac, deidad maya de la lluvia, de los cuatro que pudo tener este edificio precolombino, considerado como uno de los más bellos de Mesoamérica.
Asimismo, se hallaron los restos de tres escalinatas que, en otro tiempo, dieron accesos adicionales al edificio principal del Palacio del Gobernador.
La directora del Proyecto Uxmal, Lourdes Toscano Hernández, destacó la importancia de estos hallazgos, los cuales permite conocer un poco más de los mayas al mismo tiempo que se devuelve la imagen que tuvo el sitio arqueológico ubicado en el Sur del Estado.
Explicó que ?es un pasaje tapiado, localizado en las ?entrañas? del Palacio del Gobernador?, que data de entre los años 670 y 770 de nuestra era, cuando floreció el estilo Puuc Temprano.
El pasadizo, de 25 metros de largo, ?no solo cambia la idea visual y la lectura que se tenía del Palacio del Gobernador, sino que se convierte en una de las pocas huellas monumentales que se tienen en la urbe de ese primigenio estilo arquitectónico?.
?En Uxmal, el estilo Puuc Temprano, caracterizado por cortes finos en la roca caliza y acabados austeros, fue cubierto con el paso del tiempo por otras construcciones, a diferencia de otras zonas de la región, como Labná o Kabah, donde se encuentra expuesto?, acotó.
De este modo, el hallazgo de los arcos, los cuales son simétricos en sus siete metros de altura y 2.50 de ancho, esclarece dos aspectos, por un lado, la evolución estética que derivó en el estilo Uxmal Tardío (850?950 d.C.), cuyos máximos referentes son el Palacio del Gobernador y el Cuadrángulo de las Monjas.
Al mismo tiempo, ?es prueba que ya en el siglo VIII ?los pobladores de Uxmal erigían edificaciones increíblemente complejas?.
La arqueóloga añadió que la conjunción de los nuevos datos con los registrados en temporadas previas, como la que en 2014 ubicó un pasadizo similar en el sector noreste del palacio, ?nos permite saber que el edificio previo a este, estaba dividido en tres segmentos que fueron enlazados por estos pasillos abovedados para facilitar el tránsito tanto en su parte superior, como al nivel de la Gran Plataforma?.
Remarcó que ?este edificio, el cual maravilla desde hace siglos a sus visitantes debido al fino acabado de sus celosías, grecas y remates, han quedado al descubierto un par de arcos mayas correspondientes a los extremos del pasaje abovedado, cuya temporalidad es, al menos, 200 años anterior a la de su superestructura?.
Explicó que la localización del nuevo pasaje fue posible gracias a décadas de experiencia en la restauración de la arquitectura Puuc, ya que, a lo largo de 20 años, ha formado un equipo de trabajo experto, tanto en excavación, como en la restitución al edificio de las piedras que han caído de él.
Toscano Hernández abundó que una parte importante de ese trabajo es la excavación cuidadosa de las partes derrumbadas, esto ?implica eliminar sedimentos y otros materiales vencidos hasta encontrar las piedras de recubrimiento?, las cuales son estudiadas y clasificadas para que, mediante la técnica de anastilosis, puedan volver a colocarse en su sitio original.
Abundó que durante las acciones de limpieza y exploración del basamento, se reconocieron piedras bien acomodadas que no tenían la apariencia de los materiales del núcleo, por ello, se limpiaron cuidadosamente y se identificaron como la cornisa de un edificio que pertenecía a un periodo anterior.
Detalló que tras explorar la cornisa, se encontró la tapa de una bóveda y, al continuar descendiendo, liberaron totalmente el arco maya y los muros que lo sostienen.
Los arqueólogos notaron que en la moldura media de la fachada y en el zócalo del arco, hacían falta piedras de recubrimiento, mismas que fueron arrancadas de forma intencional pero respetuosa al momento de enterrar la subestructura.