El bloqueo prolongado de Italia o la cuarentena forzada de la población, era necesario, dicen expertos italianos los que advierten sin embargo que esto no detendrá definitivamente la infección o la pandemia de COVID-19. Así lo afirman algunos profesores italianos con una serie de análisis y estudios desarrollados en Italia y en otros países.
Afirman, que según los numerosos elementos y las proyecciones el modelo de Corea del Sur para combatir la pandemia habría sido el mejor: “big data y seguimiento digital de los infectados y de todos sus contactos. Cuarentenas dirigidas a las personas infectadas con síntomas leves o asintomáticos (tal vez utilizando estructuras ad hoc, que no sean hospitales reservados para pacientes más graves)”.
El riesgo, insisten, de la cuarentena ordenada por el gobierno italiano es que, al reabrir un “encierro” total, “cuatro nuevos infectados introducidos en un nuevo entorno producirían un riesgo mayor al 50 por ciento de una nueva epidemia”.
Así lo advierte, por ejemplo, la revista científica Lancet (en un artículo titulado “Dinámica temprana de transmisión y control de COVID-19: un estudio de modelado matemático”), firmado por Adam Kucharski, Timothy Rusell, Charlie Diamond, Yang Liu, John Edmonds, Sebastian Funk.
Es decir, el contragolpe de la enfermedad sería devastador, al momento de levantar la cuarentena, afirman.
Fabio Sabatini, profesor de economía política en la Universidad Sapienza, lo explica muy claramente en un artículo publicado por el diario italiano La Stampa: “en Corea del Sur, después de la explosión inicial, la curva de infección ya ha comenzado a disminuir. Hasta ahora, 66 pacientes de 7800 han muerto, en comparación con nuestras 827 muertes de aproximadamente 12500 infecciones en Italia.
¿Por qué? –pregunta-. La respuesta es que Corea ha implementado una nueva estrategia de la que podemos aprender mucho”.
El razonamiento es sencillo: “Primer pilar coreano: la situación se comunica con gran transparencia, el énfasis en el distanciamiento social es muy fuerte. Los ciudadanos responden muy bien”. Segundo pilar: “El Centro Coreano para el Control de Enfermedades (KCDC), ha organizado un formidable sistema de recopilación de información geolocalizada para el seguimiento de los contactos de las personas infectadas”. Las personas potencialmente infectadas y los viajeros que llegan al país deben descargar una aplicación en la que describan voluntariamente su posición, cualquier síntoma y contactos mantenidos día a día, explica el profesor italiano.
El tercer pilar es: «Pruebas dirigidas, rápidas y tempranas. El KCDC puede realizar hasta 20 mil pruebas rápidas por día ». De esta manera, los que tienen síntomas son examinados en casa, y en caso de infección, son tratados de forma aislada, para evitar que infecten a su familia. “Nadie se ha quedado en casa para sanar solo”, explica.
Y añade: ¿Italia no puede organizar un seguimiento digital utilizando datos y aplicaciones inteligentes? Absolutamente falso. Italia podría establecer un seguimiento de los casos así; tiene las habilidades para hacerlo. Es una decisión política, puntualiza.
En pocas palabras. Sin cambiar los procesos de prueba y seguimiento de los contactos, imponer el bloqueo al país no solo es inútil, sino también perjudicial para la salud y la economía Tenemos que empezar de nuevo y aprender de quién lo ha hecho mejor que nosotros, advierte en el artículo publicado en La Stampa.
El mensaje para nuestro país (México) es devastador. Si no hay organización digital y social y una respuesta gubernamental que vaya más allá del modelo de la cuarentena forzada, al daño económico y social, se sumará una multiplicación de la pandemia de alcances difíciles de pronosticar. En un país con estructuras hospitalarias debilitadas por décadas de corrupción, nos encontramos en uno de los peores escenarios.
Como advierte el medio estadounidense VOX: el COVID-19 no es como la gripe estacional. Es peor.
En pocas palabras, aunque la tasa de mortalidad exacta aún no está clara, esta enfermedad mata a una mayor proporción de personas que la gripe (y es particularmente letal para las personas mayores de 80 años).
También tiene un mayor potencial para abrumar nuestro sistema de atención médica y lastimar a las personas con otras enfermedades, dice Vox en referencia a los Estados Unidos.
Y puntualiza: En la actualidad, tampoco existe una vacuna para combatirlo, ni ninguna terapéutica aprobada para retrasar el curso de su tránsito en el cuerpo humano.
Epidemiólogos con sobriedad dicen, sin exagerar, que del 20 al 60 por ciento de la población adulta del mundo podría terminar contagiando este virus.
Biológicamente, añade Vox, se comporta de manera diferente a la gripe. La infección por Covid-19 tarda alrededor de cinco días en desarrollar síntomas. Para la gripe, son dos días. Potencialmente, eso le da a las personas infectadas más tiempo para propagar la enfermedad de manera asintomática antes de que sepan que están enfermos.