Redacción.- Los dos mil millones de euros que Francia invertirá en hidrógeno darán un impulso a ese sector del futuro, pero no necesariamente para todos los usos, aunque para el automóvil su potencial es hoy menos creíble, señala un artículo publicado en Francia.
Sobre el papel, el hidrógeno solo tiene virtudes. Es el elemento químico más común en la tierra y su combustión emite solo vapor de agua como único residuo. Lo que explica por qué durante más de cuarenta años se ha descrito al hidrógeno como “la energía del mañana”.
El único gran defecto: si está en todas partes, el hidrógeno no existe en su estado natural, hay que producirlo, transportarlo, procesos costosos en términos de huella energética y ambiental, que reducen algo la campo de posibilidades del hidrógeno como un futuro deseable.
Dejemos primero de lado los usos industriales del hidrógeno. Actualmente se utiliza principalmente en productos químicos, refinación y producción de fertilizantes.
El desafío actual es desarrollar hidrógeno como fuente de energía verde. Para hacer esto, se debe poner en marcha una revolución. Hoy en día, la mayor parte del hidrógeno utilizado en Francia se produce a partir de combustibles fósiles, gas, petróleo o carbón. La promesa del “hidrógeno verde” es cambiar a la electrólisis, para extraer el hidrógeno del agua, un proceso mucho más limpio, excepto que utiliza mucha electricidad.