Redacción / Didier Madera Alpuche / Foto: NASA.- El próximo sábado 31, por vez primera en 46 años, se registrará una Luna azul que coincidirá con el fin del año celta así como con el inicio del día de las festividades de días de muertos de las culturas mesoamericanas, reveló el astrónomo yucateco Eddie Ariel Salazar Gamboa.
Asimismo, aclaró que este fenómeno astronómico se repetirá dentro de 38 años, el cual lo catalogó como “la muerte de lo antiguo con el nacimiento de lo nuevo”, pues de acuerdo con los celtas, su año nuevo iniciaba el 1 de noviembre, mientras que para los precolombinos, está vinculada con las celebraciones dedicadas a los difuntos.
Comentó que el próximo sábado 31 habrá una Luna azul, es decir, en un mes hay dos plenilunios o estarán en su fase de llena, el anterior suceso se registró el pasado jueves 1.
“Cuando se producen dos lunas llenas durante el mismo mes, a la segunda se le conoce como Luna azul”, añadió el especialista.
El académico del Instituto Tecnológico de Mérida (ITM) expresó que normalmente, los meses tienen solamente una Luna llena, pero de manera ocasional es posible ubicar dos en un mismo mes, acontecimiento que sucede, en promedio, cada 2.5 años.
En algunas ocasiones, en un año se registran hasta dos lunas azules, tal como ocurrió en 2018, sólo que este último año en febrero no se registró el plenilunio.
Explicó que una lunación dura 29.530588 días, y cada año tiene 12.36 lunas nuevas o novilunios, así como la misma cantidad de lunas llenas o plenilunios.
La diferencia decimal provoca que durante dos años, como lo fue 2010 y 2011, se registren 12 novilunio y/o plenilunios, pero ya en el siguiente, como lo es 2013, sean 13.
En las primeras tres décadas se registrarán 13 lunas azules, empezando en noviembre de 2001; julio de 2004; junio de 2007; diciembre 2009; agosto de 2012; julio de 2015; enero y marzo de 2018, y octubre de 2020.
Los siguientes sucesos serán en agosto de 2021; agosto de 2023; mayo de 2026, y diciembre de 2028, abundó el profesor emérito de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
Los meses que tienen el mayor número de lunas azules son, como es lógico, aquellos que tienen 31 días, tal el caso de enero, marzo, mayo, julio, agosto, octubre, diciembre.
Sin embargo, febrero es el único mes que nunca tendrá una Luna azul, por ser más corto que el mes lunar.
Salazar Gamboa advirtió que la próxima Luna llena seguirá con el mismo color grisáceo, y el término de “azul” se debió a que en 1883, cuando el volcán Krakatoa, Indonesia, hizo erupción la ceniza que esparció por la atmósfera provocó el cambio de Selene justo en cuando se registraba tal acontecimiento astronómico.
Debido a que la órbita de la Tierra no es circular, las estaciones tienen distinta duración y, según esta definición, es más probable que una Luna azul ocurra en primavera o verano del hemisferio Norte, puesto que son más largas, subrayó.
Curiosamente, también se registra el fenómeno de oposición con el Sol, es decir cuando éste se oculte, la Luna prácticamente está por emerger por el horizonte.
El próximo sábado 31, Selene estará en su fase de llena a las 9:48 horas y ese día saldrá a las 17:42 horas y se pondrá a las 5:57 horas del 1 de noviembre.
Indicó que la Luna es el elemento astronómico de fundamental importancia para la vida, pues “me atrevo a decir que si la Tierra careciera de éste satélite natural, la vida no existiría, o más bien, sería diferente a los que hoy conocemos”.
Por ende, la Luna influye directamente sobre los seres vivos, y los seres humanos no somos la excepción.
Incluso, la Luna es causante de las mareas, por lo que el movimiento del mar depende de la gravitación que ejerce el Sol, pero sobre todo éste satélite, sobre la Tierra.
El coordinador del Grupo de Astronomía “Hipatia de Alejandría” del ITM explicó que tras su aparición por el horizonte, estará casi 100 por ciento iluminada, y estará a 364 mil 373 kilómetros de la Tierra.
“Desde el punto de vista astronómico, no hay un fenómeno peculiar más que la Luna es su fase de llena, la cual, de por sí llama la atención”, abundó.
En plenilunio, el satélite natural de la Tierra tiende una brillantez de -12.5, y aclaró que mientras más negativo sea la luminosidad de un astro mayor será la luminosidad. En el caso de Venus, como Lucero del Amanecer o del Atardecer, es de -3.3, y en el caso del Sol, llega a -26.1.
“Durante el plenilunio, la Luna refleja toda la luz solar que recibe, por eso, las estrellas de baja intensidad prácticamente desaparecen y muchos de los fenómenos astronómicos se ven opacados, como son las lluvias de estrellas”, subrayó.
Enunció que cuando en la bóveda celeste se observa a la Luna llena, ésta ocupa 30 minutos de arco, y cuando está en perigeo, el punto más cercano a la Tierra, es de 34 minutos de arco.
“El cielo lo podemos comparar con un semicírculo, tiene 180 grados de arco, y cada uno de ellos tiene 60 minutos, por lo que tanto el Sol como la Luna ocupan medio grado de arco”, acotó el premio “Jaguar del Turismo 2020” de la Asociación Mexicana de la Industria Turística (AMIT) Yucatán.
El viernes 30, el satélite natural estará en apogeo, el punto más alejado de la Tierra, a las 14:00 horas, a una distancia de 406 mil 394 kilómetros, por lo que su tamaño angular será de 29.4 minutos de arco.
Detalló que cuando la Luna está en perigeo se ubica a 352 mil kilómetros de la Tierra, mientras que en apogeo llega hasta 400 mil seis kilómetros de nosotros. En un día normal, la distancia promedio es de 384 mil.
Celtas y mayas
Salazar Gamboa consideró el próximo plenilunio como “especial”, pues coincide con las festividades dedicadas para los difuntos, en especial, tanto para los celtas como para las culturas mesoamericanas, tal el caso de los mayas.
La anterior luna azul que coincidió con el 31 de octubre ocurrió 1974, es decir, hace 46 años, y el próximo acontecimiento similar sucederá en 2058, es decir, dentro de 38 años.
De acuerdo con la cronología celta, el año terminaba el 31 de octubre, justo con la fiesta de los “espíritus”, por lo que al día siguiente iniciaba una de las festividades más importantes para esta cultura, la cual era denominada Samhain.
Tanto para los mayas como para otras culturas de Centroamérica, también celebraban a los muertos en ese día.