Redacción / Didier Madera.- Durante los primeros siete meses de prevalencia de Covid-19 en México, la delincuencia saqueó poco más de dos mil 300 escuelas del país, de las cuales, el siete por ciento corresponde a planteles de la Península de Yucatán, reveló el presidente de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial (GMSI), Alejandro Desfassiaux Sánchez.
“Actualmente, los inmuebles parcialmente desocupados o con horarios escalonados son los más visitados por la delincuencia”, acotó.
Advirtió del aumento del índice delictivo en el país, debido a las condiciones que prevalecen, debido a que se está un momento económicamente crítico y la reestructura constante que los negocios implementan para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado, sobre todo, en los ocho estados hay un rebrote de la pandemia.
De acuerdo a datos proporcionados por las fiscalías estatales y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, de marzo a septiembre del presente año suman dos mil 338 carpetas de investigación por el saqueo en igual número de escuelas de 24 estados de la República.
Tan sólo en Jalisco fueron 465 colegios, el 19.9 por ciento, seguido de Sonora, con 446 escuelas, el 19.1 por ciento; Coahuila, con 350 planteles, el 15 por ciento; Chihuahua, con 254 centros de estudios, el 10.9 por ciento; Sinaloa, con 130 inmuebles, el 5.6 por ciento y Puebla, con 112, el 4.8 porcentual.
En el caso de la Península de Yucatán, en estos siete meses ya se atracaron 177 escuelas, de las cuales, los amigos de lo ajeno delinquieron en 99 colegios de Quintana Roo, el 4.2 por ciento; Campeche con 50 planteles, el 2.1 por ciento, y Yucatán, con 28 inmuebles robados, es decir, el 1.2 porcentual.
La inseguridad se agrava por un problema multifactorial, en primer lugar, la delincuencia seguirá diversificando su modus operandi para “sacar ventaja” ante la nueva ola de contagios por Covid-19, que al combinarse con la influenza estacional, propiciarán una mayor restricción en la movilidad en entornos laborales, tal como acaba de suceder en Europa, donde nuevamente se tomaron determinaciones estrictas para la población y los negocios.
Ejemplificó el caso de Alemania, uno de los países que mejor controló la pandemia, pero acaba de registrar 11 mil 287 contagios diarios, por lo que el rebrote está golpeando fuerte y, desafortunadamente, es probable que se refleje pronto una situación similar en México.
La situación se complicaría al tomar en cuenta que se prevé el retorno masivo de al menos tres millones de connacionales de Estados Unidos para finales de año.
En segundo lugar, está el factor económico, y la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) pronosticó que al menos el 50 por ciento de las empresas en el país se verán obligadas a llevar a cabo un nuevo recorte de personal antes de que acabe el año.
Incluso, se prevé que el país cierre de año acompañado de un desplome económico de hasta 9.8 por ciento, lo que agravaría aún más la situación, subrayó el titular de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial.
Para complementar esta información, la AMIS anunció que el Covid-19 ya es el séptimo evento más costoso en la historia del país con 466 millones de dólares, equivalente a casi 10 billones de pesos.
“Ante este panorama desalentador, sería ingenuo pensar que la inseguridad no va a crecer”, reiteró.
En tercer lugar, la falta de cultura empresarial en términos de prevención del robo, aunada al trabajo remoto, los horarios escalonados, las nuevas condiciones en la forma de operar de las empresas, el aislamiento en centros educativos y recreativos, genera la ventana de oportunidad perfecta para el incremento de saqueos para finales de este año.
A raíz de lo extensa y complicada que podría resultar la pandemia, con subsecuentes oleadas de contagios, la delincuencia está apostando por blancos más fáciles, como escuelas o inmuebles desocupados de donde pueden sustraer objetos de valor para posteriormente revenderlos en el mercado negro, afirmó el experto en seguridad.
Consideró de importante que tanto el sector público como el privado sean previsores en cada uno de sus ámbitos de acción y no solamente reactivos ante la intensificación de este fenómeno en nuestro país.
“Sería muy complicado para las empresas sobrevivir económicamente a un segundo cierre y aletargamiento de sus operaciones”, enfatizó.
Recomendó la importancia de mejorar políticas internas empresariales, pero también públicas y económicas por parte del Estado, lo que podrían reducir el impacto financiero del rebrote de contagios y también ser una opción para prevenir el despido masivo de personal, que posteriormente trataría de ser reclutado por el crimen organizado.