Redacción / Didier Madera.- En 2021 se abrirá al público el área donde está hundido el vapor “La Unión”, el primer barco que hoy se sabe fue usado para el tráfico de esclavos mayas, reveló la responsable de la oficina Península de Yucatán de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Helena Barba Meinecke.
Asimismo, destacó la importancia del turismo subacuático, el cual traerá beneficios a las comunidades, en este caso será Sisal, comisaría de Hunucmá.
Los restos de la nave fue hallados a dos millas náuticas, o 3.7 kilómetros, de Sisal, el cual es el resultado de un trienio de investigación en dicho puerto yucateco.
Mencionó que el primer sitio es el banco de coral Chinchorro, en Quintana Roo y ahora será Sisal.
La especialista comentó que “el patrimonio cultural subacuático es tan importante como el de la tierra, sólo que es mejor la conservación de los vestigios”.
Indicó que “en el agua también se cuenta con elementos de estratigráficos como en la tierra, sólo que los huesos y la cerámica se conserva mejor, y sobre todo, están intactos”.
Expresó que tanto en las cuevas inundadas como las semiinundadas se usan diversos instrumentos para el estudio de los hallazgos, que van desde dibujos hasta equipo de alta tecnología.
Hasta el momento, en la Península de Yucatán sólo hay un Museo de Arqueología Subacuática, ubicada en Campeche.
“Lo ideal sería que también en el Estado se cuente con un museo de este tipo, dada la riqueza cultural que prevalece”, subrayó durante la entrevista concedida en el Museo Regional de Antropología e Historia “Palacio Cantón”.
Precisó que para el próximo año está previsto la apertura al turismo si sitio donde naufragó la embarcación que transportaba esclavos mayas, capturados durante la Guerra de Castas.
El hallazgo se registró a cerca de 1.6 siglos de su hundimiento, incidente en el que se reportó la muerte de 140 tripulantes y pasajeros, pero no del número de indígenas mayas, las cuales estaban catalogados como “mercancía”.
“Si bien la esclavitud estaba prohibida desde la Independencia, aún prevalecía en Yucatán, y con dicho accidentes, el 6 de mayo de 1861, el presidente Benito Juárez emitió un decreto para impedir la extracción forzada de cualquier individuo maya, la situación era otra.
El incendio que el 19 septiembre de 1861 causó el hundimiento del vapor en su camino a Cuba, demostró que la esclavitud continuaba sin obedecer ley alguna.
Recordó que en los últimos años se descubrieron otros naufragios esclavistas: las naves “Clotilda” y “Henrietta Marie”, en Alabama y Florida, respectivamente; el “Trovador”, en República Dominicana; y el “San José”, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
Pero, todos eran lo que se conocía como ‘barcos negreros’, aquellos que por más de 400 años sustrajeron personas de África para venderlas en el continente americano.
El pecio “La Unión” se localizó arqueológicamente en 2017, en el marco del Proyecto Integral para la Protección, Conservación, Investigación y Difusión del Patrimonio Cultural Subacuático de la SAS, en coordinación con el Centro INAH Yucatán y los habitantes de la región.
“Ese año, se ubicaron los remanentes de un barco inicialmente nombrado “Adalio”, en homenaje al abuelo del pescador Juan Diego Esquivel, quien guió a los arqueólogos al sitio”, subrayó.
Se observó que el pecio correspondía a un vapor de la primera etapa de dicha tecnología, fechada entre 1837 y 1860, cuando esos barcos eran impulsados con un sistema de calderas, máquinas con balancín y ruedas de paleta ‘tipo Mississippi’.
Pese a que las calderas estallaron y la embarcación se incendió, la sentina —parte inferior del casco, en la zona más baja de la sala de máquinas y justo por encima de los doblefondos— descendió siete metros desde la superficie hasta el fondo de las aguas someras.
Al cubrirse de arena, la madera del fondo del casco se conservó hasta hoy, lo mismo que elementos aún reconocibles, como las ruedas de paleta, calderas, compartimentos y objetos para la sujeción como pernos de cobre; además se identificaron artefactos relacionados con la vida cotidiana a bordo, entre ellos, fragmentos de vidrio de botellas y cerámica e, incluso, ocho cubiertos de latón que eran utilizados por los pasajeros de primera clase.
Tras esa primera temporada de campo, el equipo de la SAS comenzó a indagar en los archivos provinciales de Yucatán y Baja California Sur, así como en los nacionales de México, Cuba y España.
Luego de un proceso de tres años, se logró reunir la información suficiente para corroborar que el “Adalio” es, en realidad, el vapor “La Unión”.