Redacción- Miles de consultas, análisis, estudios y tratamientos de enfermedades dejaron de realizarse en el país debido a la contingencia por el COVID-19, lo que ha puesto en riesgo la salud y la vida de muchas personas, argumentó el senador priista, Jorge Carlos Ramírez Marín.
En su trasmisión en vivo a través de Facebook, el legislador estuvo acompañado por el ex rector de la UNAM, el ex secretario de salud de Enrique Peña Nieto y ex priista, José Narro Robles Robles, para comentar la situación que prevalece en el sistema de salud nacional por la saturación de instalaciones.
Narro Robles “lamentó la falta de visión y ejecución del gobierno federal para garantizar el acceso a la salud de la población mexicana, no solo en el tema del COVID-19, sino en todos los demás padecimientos”.
“Hay una enorme cantidad de muertes porque se han dejado de atender con normalidad problemas que siempre se presentan. Hay epidemia, pero los infartos, las descompensaciones por la diabetes, la insuficiencia renal, los problemas hepáticos, infecciones, accidentes y demás. Desafortunadamente hemos tenido que sufrir una afectación por la falta de atención en padecimientos que podrían controlarse por lo menos”, afirmó el ex secretario de salud federal peñista.
Otra de los obstáculos es que existen pacientes que no acuden a los hospitales por el temor al contagio del COVID-19, lo que se suma a la saturación de los servicios de clínicas, la falta de medicamentos y de personal de salud.
“¿Qué pasa con los demás padecimientos que el Covid de alguna manera ha relegado?, debemos hacerle ver a nuestra gente que suspender el tratamiento es tan peligroso como exponerse al Coronavirus. Todos somos parte de esta batalla, cuidar nuestra salud y no suspender tratamientos es la mejor forma de prevenir riesgos” reflexionó Ramírez Marín.
Ramírez Marín y Narro Robles manifestaron que la percepción internacional sobre el desempeño y las estrategias de México contra la pandemia no ha sido positiva, pues se actuó de manera tardía e incompleta, lo que se refleja en los indicadores”.
Los datos son contundentes: el país ocupa el primer lugar mundial en muertes por COVID-19 entre el personal de salud y el tercero en mayor número de decesos asociados a la enfermedad.