Redacción / Didier Madera Alpuche.- Especialistas mexicanos advierten que el establecimiento y reapertura de nuevas cementeras y las caleras en Yucatán provocarían la aparición de enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Parkinson, la depresión, el autismo y la ansiedad, por la contaminación ambiental que generarían.
Hasta el momento, son cuatro grandes cementeras establecidas en la entidad, y un sin número de caleras, tanto en funcionamiento como abandonadas, las cuales, a diario generan millones de micropartículas, las cuales son dispersadas por el viento.
Lo peor de todo, se prevé la instalación en Yucatán, de dos nuevas plantas cementeras, las cuales tienen problemas legales, tal el caso del grupo Amori, Sociedad Anónima de Capital Variable, empresa de familiares de Billy Álvarez, la cual defraudó a la cementera Cruz Azul, así como la empresa Comercio para el Desarrollo Mexicano (CDM) del Sureste, de Ricardo Alessio Robles Cerda, vinculado con los Panamá Papers.
Reciente estudio científico demuestra la relación de la contaminación de micropartículas y las enfermedades neurodegenerativas, además de los efectos en el sistema respiratorio.
Especialistas mexicanos advirtieron que las micropartículas emitidas por las caleras y cementeras provocas daños en el sistema respiratorio de las personas, y a mediano plazo la situación se complica al volverse problemas crónicos.
Reciente estudio demostró que la contaminación ambiental es un factor determinante para las enfermedades neurodegenerativas, anomalía que aumento con las caleras y las cementeras.
La especialista del Centro de investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), María de los Ángeles Andrade Oliva afirmó que la mala calidad de aire provoca una alteración en la producción de la dopamina, hormona liberada por el hipotálamo que influye directamente en el comportamiento, la actividad motora y la motivación, etc.
Comentó que la exposición constante a material particulado suspendido en el aire tiene implicaciones sociales y económicas importantes, quizá una de las más relevantes es ser la principal causa ambiental de muertes prematuras.
Incluso, se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades neurológicas que involucran el estado de ánimo y el control de la conducta motora, como la enfermedad de Parkinson, la depresión, el autismo y la ansiedad, donde la transmisión dopaminérgica se ve afectada.
Menciono que la transmisión dopaminérgica puede verse afectada directamente por las partículas finas (PF) de tamaño aerodinámico menor o igual a 2.5 micras y ultrafinas (PUF) menores o iguales a 0.1 micras.
La mala calidad del aire se debe al crecimiento constante de la población en las zonas urbanas y a la concentración de las actividades económicas y productivas, que emiten altos índices de gases contaminantes a la atmósfera, los cuales han rebasado más de cinco veces las concentraciones máximas diarias recomendadas (25 microgramos por metro cuadrado) por instancias internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Andrade Oliva expresó que la exposición a estos contaminantes presentes en el aire causa estrés oxidante y respuestas inflamatorias a nivel periférico, específicamente el sistema respiratorio y el cardiovascular, así como en el central, además de la alteración de la transmisión dopaminérgica, lo que se relaciona con el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
De tal manera, sustenta la denuncia de los vecinos de Progreso y Umán, quienes desde hace años se quejan de las secuelas que sufren al vivir cerca de este tipo de empresas de la construcción, problemática que se complicará aún más ante el interés de dos iniciativas privadas por instalarse en la entidad.