Redacción / Eduardo Lliteras Sentíes / Fotos: Santa Sede.- El Vaticano invitó a diputados de todo el mundo a un “Encuentro interparlamentario preparatorio para la COP26 (Cumbre del Clima de Glasgow) y trasmitió a dichos legisladores, en su discurso en el Aula Paulo VI, un llamado a los gobiernos para que adopten rápidamente un camino que limite el aumento de la temperatura promedio global y en concreto, enfatizó, se realizan convocatorias para que promuevan la transición a energías limpias y adopten prácticas sostenibles de uso de la tierra, les dijo. Este sábado el Santo Padre se ha reunido con los participantes del Encuentro Interparlamentario hacia la COP26 en el Aula Pablo IV del Vaticano, luego de su encuentro el pasado 4 de octubre con varios líderes religiosos y científicos en el que firmó un llamamiento conjunto con vistas a la COP26. Hoy, el Papa Francisco ha recordado dicho llamamiento a los políticos del mundo y a cuantos están llamados a ocupar puestos de gran responsabilidad en las distintas esferas de la sociedad.
En efecto. El Pontífice se reúne con los con parlamentarios que preparan la cumbre climática de la ONU COP26 de Glasgow y hace un fuerte llamamiento a los políticos del mundo: “les pido que promuevan una acción hacia una conversión ecológica y educativa con solidaridad y responsabilidad y para ello necesitamos leyes urgentes, sabias y justas”.
Hace unos días, dijo el Papa, el 4 de octubre, tuve el placer de reunirme con varios líderes religiosos y científicos para firmar un “Llamamiento conjunto” para la COP26: La “conciencia -cito del “Llamamiento”- de los desafíos sin precedentes que nos amenazan a nosotros y a la vida en nuestra magnífica casa común, [… y] de la necesidad de una solidaridad cada vez más profunda frente a la pandemia mundial y la creciente preocupación” por ésta.
En esa ocasión, animados por un espíritu de fraternidad, pudimos sentir una fuerte convergencia de todas las diferentes voces en la expresión de dos aspectos. Por un lado, el dolor por el grave daño causado a la familia humana y su hogar común; por otro lado, la urgente necesidad de iniciar un cambio de rumbo capaz de pasar con decisión y convicción de la cultura del descarte, imperante en nuestra sociedad, a una cultura del cuidado, añadió Francisco.
El Pontífice explicó a los parlamentarios allí reunidos -entre ellos una nutrida delegación mexicana- que en el “Llamamiento Conjunto” que hemos firmado, y que idealmente os encomiendo entregándolo a los Presidentes de las dos Cámaras del Parlamento italiano, aparecen numerosos compromisos que pretendemos hacer en el ámbito de la acción y el ejemplo, así como en el de la educación. De hecho, nos enfrentamos a un importante desafío educativo, porque “todo cambio necesita un camino educativo para generar una nueva solidaridad universal y una sociedad más acogedora”. Un desafío a favor de una educación en ecología integral por la que nosotros, representantes de las religiones, estamos fuertemente comprometidos, afirmó el Papa.
Al mismo tiempo, añadió Francisco, se hace un llamado a los gobiernos para que adopten rápidamente un camino que limite el aumento de la temperatura promedio global y den impulso a acciones valientes, fortaleciendo también la cooperación internacional. En concreto, afirmó el Papa ante los legisladores, se realizan convocatorias para promover la transición a energías limpias; adoptar prácticas sostenibles de uso de la tierra preservando los bosques y la biodiversidad; promover sistemas alimentarios que respeten el medio ambiente y las culturas locales; llevar a cabo la lucha contra el hambre y la desnutrición; apoyar estilos de vida, consumo y producción sostenibles.
Se trata de la transición hacia un modelo de desarrollo más integral e integral, basado en la solidaridad y la responsabilidad; una transición durante la cual también se deben considerar cuidadosamente los efectos que tendrá en el mundo del trabajo, añadió el líder religioso.
En este desafío, puntualizó el Papa, cada uno tiene su papel, y el de los parlamentarios es particularmente significativo, diría decisivo. Un cambio de rumbo tan exigente como el que tenemos ante nosotros requiere una gran sabiduría, una visión de futuro y un sentido del bien común, virtudes fundamentales de la buena política. Ustedes parlamentarios, dijo el Pontífice, como principales actores de la actividad legislativa, tienen la tarea de orientar el comportamiento a través de los diversos instrumentos que ofrece la ley, “que establece las reglas de conducta permitidas a la luz del bien común” y sobre la base de otros principios cardinales, como la dignidad de la persona humana, la solidaridad y la subsidiariedad. El cuidado de nuestra casa común se inscribe naturalmente en el marco de estos principios. Evidentemente, no se trata solo de desalentar y sancionar las malas prácticas, sino también y sobre todo de fomentar y estimular nuevos caminos más adecuados al objetivo que se pretende alcanzar. Estos son aspectos fundamentales para alcanzar los objetivos marcados por el Acuerdo de París y contribuir al resultado positivo de la COP26, concluyó.
Por tanto, espero que su exigente labor, de cara a la COP26, e incluso después de ella, sea iluminada por dos importantes “faros”: el faro de la responsabilidad y el faro de la solidaridad. Se lo debemos a los jóvenes, a las generaciones futuras que merecen todo nuestro compromiso para poder vivir y esperar. Para ello, necesitamos leyes urgentes, sabias y justas, que superen las estrechas barreras de muchos círculos políticos y puedan llegar a un consenso adecuado lo antes posible y hacer uso de medios confiables y transparentes.