Redacción / Eduardo Lliteras Sentíes.- Hace dos años Oscar Noh, nieto de doña Basilia Pool Cohuo y don Gabriel Noh Chi pidió prestado 15 mil pesos al usurero Rubén de Felipe Osorio Paredes, sin saber que por dicho préstamo el también abogado y “periodista” despojaría de su casa a sus abuelos, vivienda valuada en por lo menos 2 millones y medio de pesos debido a la alta plusvalía de la zona de Montes de Amé en la que se ubica.
Basilia y Gabriel llegaron a vivir a Montes de Amé hace casi 40 años, cuando esa zona era precisamente, un monte y no había nada alrededor más árboles y piedras. Poco a poco fueron levantando su casa con mucho esfuerzos como nos narraron. Con el pasar de los años llegaron más personas a vivir por la zona, pero en los últimos años con el desorbitado crecimiento urbano de Mérida y la llegada de capitales que buscan ganancias a través del sector inmobiliario, se desató la escalada de los precios de la tierra y de las propiedades a cotas jamás imaginadas por quienes construyeron sus humildes casas en lo que fue una zona despoblada y periférica de Mérida.
Ahora en dicha zona se multiplican los condominios de lujo, departamentos, “lofts” y demás construcciones que se venden a los migrantes que buscan la propalada “seguridad” de Mérida en millones de pesos.
La cacería de terrenos y casas en la zona, por parte de la mafia inmobiliaria dedicada a despojar de sus viviendas a personas humildes o vulnerables es parte de ese negocio inmenso que prolifera no sólo en Mérida sino en la costa de Yucatán y en otros municipios del Estado.
LOS DESALOJARON DE SU CASA
Al nieto de doña Basilia y don Gabriel lo desalojaron de casa de sus abuelos hace poco más de dos meses, ya que la pareja de ancianos no se encontraba en ese momento en su domicilio. Con la presencia de la fuerza pública se metieron a empujones a la casa y pusieron en la calle todas sus humildes pertenencias. Según narraron, Osorio Paredes contó con el apoyo de un impresionante operativo policíaco que rodeó la cuadra entera.
A quienes entraron a la humilde vivienda no les importó romper platos, un santo y otras pertenencias que pusieron en la calle con violencia como narraron a los medios de comunicación doña Basilia y don Gabriel. En su recién recuperada casa, los periodistas pudieron constatar la entrega de la vivienda, completamente vacía, a sus originales propietarios, luego de que Osorio Paredes, a través de un acuerdo –y presionado por las autoridades estatales- aceptara no sólo devolverla sino escriturarla a nueva cuenta nombre de los dos ancianos, propietarios originales a los que intentó despojar con la complicidad de la suplente de la Notaría 94, María José Bolio Andrade. La pura escritura, cabe señalar, tuvo un costo de más de 100 mil pesos.
Como explicó la activista Ana María Ancona Teigell, quien fue pieza clave para que recuperaran su casa la pareja de ancianos, el usurero Rubén Felipe Osorio Paredes, en contubernio con personal de la Notaría número 94, montaron una falsa compra-venta del inmueble por 2.3 millones de pesos, dinero que nunca fue entregado a los afectados, como pudo constatarse a través de la investigación que llevó a cabo la Fiscalía General del Estado. Es decir, nunca se depositó dinero alguno en la cuenta de los afectados, ni se les entregó físicamente.
Osorio Paredes, quien tiene el negocio “Préstamos fáciles”, contrató el servicio del abogado David Araba Dorantes Cabrera, de mala fama en Yucatán y conocido por litigar a favor de integrantes de la mafia inmobiliaria entre otros delincuentes, en un intento por evitar perder el negocio, el que no pudo sostenerse debido a que se descubrió el fraude simulado gracias al abogado defensor de los afectados, Andrés Díaz López, quien descubrió que nunca se les pagó el dinero por la compra venta del inmueble, como sostuvo la suplente de la Notaría 94.
Según comentó Ana María Ancona, Osorio Paredes aseguró que él les prestó 400 mil pesos a la pareja de ancianos, pero no hay constancia alguna de eso. Ni cheque, ni depósito mucho menos un documento que avale el préstamo, por lo cual todo indica que es una falsedad ya que es increíble que un abogado y prestamista entregara dinero alguno sin tener el respaldo documentado del pago. Por el contrario, hizo firmar (o poner su huella) a los dos ancianos, mayahablantes y analfabetas, sin tener un abogado y traductor.
Por lo pronto, doña Basilia y don Gabriel, ahora deberán buscar dinero para poder arreglar su casa de los desperfectos causados por quienes sacaron sus cosas y para transportar sus bienes a su morada, de nueva cuenta.
Ambos son personas muy humildes a los que el despojo y el litigio legal de dos años causó daño en su salud al grado de que doña Basilia casi muere por un problema circulatorio, como narró su marido.
Por último, y no menos importante, fue el agradecimiento que ambos dirigieron al gobernador Mauricio Vila Dosal y en general a las autoridades que les ayudaron a recuperar su casa, como también afirmó Ana María Ancona. Sin ellos, la hubieran perdido irremediablemente. Y claro, agradecieron también el apoyo de los medios de comunicación que dieron a conocer su historia en los últimos meses.