Redacción / Didier Madera.- El especialista de la Unidad Mérida del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), José Iván Velázquez Abunader, informó que según reciente estudio relacionado con el pulpo patón de la península de Yucatán demuestra la errónea clasificación de la especie, por lo que se busca renombrarlo como Octopus americanus, ya que por más de cuatro décadas se le confundió con la especie Octopus vulgaris.
Asimismo, se constató que la buena captura de la especie depende del éxito reproductivo de la especie en otras regiones de Centro y Sudamérica.
El pulpo patón es una especie de importancia comercial en la Península de Yucatán, se pesca en esa región desde hace 40 años, y aunque alrededor de 15 mil familias encuentran en esta actividad su principal fuente de ingresos, no se había realizado un estudio a fin de conocer su estado actual y determinar si las medidas de regulación vigentes para su captura son adecuadas.
El entrevistado lideró un proyecto para estudiar al pulpo patón, del que no se tenía suficiente conocimiento acerca de su biología, estructura poblacional y sus ciclos reproductivos; información útil al momento de fijar cuotas de captura, así como un área potencial de pesca y evitar su sobreexplotación.
Entre los resultados de esta investigación está que el pulpo patón no corresponde, como se pensaba, a la especie Octopus vulgaris; esto fue identificado tras realizar análisis basados en biología molecular, acotó.
El especialista en la evaluación de recursos pesqueros del Cinvestav – Mérida explicó que se ha demostrado O. vulgaris se divide en varias especies crípticas.
Actualmente, está en curso el proceso de renombrar al pulpo patón como Octopus americanus, lo cual es relevante a fin de entender mejor su biología, subrayó.
Abundo que antes de poder llevar a cabo una evaluación de una especie, con miras a mejorar su regulación y explotación comercial, primero se debe conocer su identidad, sus características biológicas, así como su respuesta ante los cambios en el ambiente donde se desenvuelve.
“Por ejemplo, si su ciclo de vida es anual, poder establecer la cantidad de pulpos que se deben pescar teniendo en cuenta los procesos de renovación de la población”, dijo el investigador.
Como parte de este trabajo se identificó que si bien el periodo de veda para el pulpo patón (del 16 de diciembre al 31 de julio) se basa solamente en la información del pulpo rojo (Octopus maya), también de importancia comercial en la zona, esta medida resulta adecuada en la protección de la especie en cuestión, porque coincide con la etapa de reproducción y de nacimiento de los nuevos individuos.
En cuanto al ciclo de reproducción del pulpo patón, tiene lugar de enero a junio, de esta fecha a diciembre las larvas maduran y posteriormente se reclutan al área de pesca donde se reproducen y cumplen su ciclo de vida; es decir, la población se renueva aproximadamente cada año.
Otro de los aspectos observados es que las paralarvas de este pulpo se quedan en la superficie del mar de 30 a 40 días, periodo en el cual las corrientes marinas las dispersan.
“Esto ha llevado al investigador a plantear la hipótesis de que los pulpos nacidos en la región de estudio no necesariamente permanecen ahí, e incluso algunos de los ejemplares encontrados en la zona de pesca nacieron en otros lugares”, añadió.
“Es posible que la población del pulpo patón de la península de Yucatán dependa del éxito reproductivo de la especie en otras regiones, como podría ser el caso de Centro y Suramérica”, dijo el integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Lo anterior también explicaría las variaciones en los volúmenes de captura del pulpo patón en distintos periodos (con un promedio anual de cinco mil a 10 mil toneladas), estas podrían depender del movimiento de la especie desde zonas aledañas a la de estudio, de la supervivencia de las larvas y de que logren madurar hasta convertirse en adultos.
Para obtener las primeras estimaciones de biomasa del pulpo patón (total de volumen de ejemplares en un área específica) y poder estudiar su dinámica poblacional, se realizaron cuatro cruceros entre 2016 y 2017, y se muestrearon entre 28 y 32 sitios en una extensión de aproximadamente cinco mil kilómetros cuadrados, a fin de cubrir parte del banco de Campeche, en donde se ha identificado la presencia de dicha especie.
Los datos recabados se analizaron a través de diversos modelos estadísticos y arrojaron que en diciembre se presentó el mayor número de ejemplares o biomasa, expresó.
Resaltó que esta información aportaría conocimiento relevante al momento de fijar cuotas de cuánto debiera extraerse del recurso pesquero en cuestión.
Ahora, el investigador trabaja en el análisis del proceso de inmersión de las larvas del pulpo patón a partir de modelos computacionales que toman en cuenta la velocidad, dirección y temperatura de las corrientes marinas.
Así como también de aspectos del sitio donde se recolectaron y la edad de las mismas, para tener una aproximación acerca de la zona en la que las larvas nacieron y entender mejor la dinámica poblacional de este pulpo
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