Redacción.- El primer ministro, Boris Johnson, dio a conocer el mayor conjunto de sanciones del Reino Unido contra Rusia, dirigido a los bancos del país, a los multimillonarios y a la aerolínea nacional rusa Aeroflot.
El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció “el mayor conjunto de sanciones económicas que Rusia ha visto”, incluida la prohibición de los bancos rusos del sistema financiero del Reino Unido, el bloqueo de las empresas rusas para obtener financiación en Londres y sanciones contra más de 100 personas y entidades.
Sin embargo, el analista Javier Blas, de Bloomberg, redimensiona lo que está pasando hasta ahora: En las 24 horas posteriores a que Vladimir Putin firmara un decreto que reconoce dos territorios ucranianos separados, la Unión Europea, el Reino Unido y los EE. UU. compraron un total combinado de 3,5 millones de barriles de petróleo y productos refinados rusos, por un valor de más de 350 millones de dólares a precios actuales. Además de eso, Occidente probablemente compró otros 250 millones de dólares en gas natural ruso, además de decenas de millones de dólares en aluminio, carbón, níquel, titanio, oro y otras materias primas. En total, la factura probablemente superó los 700 millones de dólares.
Y así será, al menos por ahora. Estados Unidos y sus aliados europeos seguirán comprando recursos naturales rusos y Moscú seguirá enviándolos, a pesar de la mayor crisis política entre los antiguos guerreros de la Guerra Fría desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, señala Javier Blas.
Como explica Blas: La Unión Europea y el Reino Unido atacaron a cinco bancos rusos medianos, acusándolos de ayudar a la campaña del Kremlin. Pero dejaron intactos a los tres grandes prestamistas estatales que son clave para el comercio de materias primas: VTB Bank PJSC, Sberbank of Russia PJSC y Gazprombank JSC. Putin hizo lo mismo, diciendo en una conferencia de la industria, el día después de reconocer a las repúblicas separatistas, que Rusia estaba planeando “ suministros ininterrumpidos ” de gas natural a los mercados mundiales.
Los temores de que el Kremlin corte el suministro de gas siguen siendo simplemente eso: temores. Cualquier problema militar permanece confinado a los dos territorios disidentes, que están lejos de los poderosos oleoductos y gasoductos rusos que atraviesan Ucrania de este a oeste: Druzbha, Soyuz, Progress y Brotherhood. La empresa que opera la red de gasoductos de Ucrania tuiteó: “Mantengan la calma y transiten el gas”.
Según un análisis previo publicado por el New York Times antes de la invasión aunque los efectos económicos fueran muy adversos, el impacto inmediato no sería nada parecido a las devastadoras suspensiones de actividades provocadas por el coronavirus en 2020. Rusia es un gigante transcontinental con 146 millones de habitantes y un enorme arsenal nuclear, además es un proveedor fundamental de petróleo, gas y materias primas que mantienen en funcionamiento a las fábricas del mundo. Pero, a diferencia de China, que es una potencia manufacturera y está entrelazada en intrincadas cadenas de suministro, Rusia tiene un papel de poca importancia en la economía global.
Italia, con la mitad de población y menos recursos naturales, tiene una economía del doble de tamaño. Polonia exporta a la Unión Europea más mercancía que Rusia, añade el artículo escrito por Patricia Cohen y Jack Ewing, los que puntualizan que “Rusia tiene una mínima importancia en la economía global, excepto por el gas y el petróleo”, dijo Jason Furman, un economista de Harvard que fue asesor del presidente Barack Obama. “Es, en esencia, una gasolinera muy grande”.
Claro, ademiten, que una gasolinera cerrada puede paralizar a quienes dependen de ella. La consecuencia es que cualquier daño económico se propagará de manera desigual: muy fuerte en algunos países e industrias e imperceptible en otros.
También está el asunto del precio de los alimentos, los cuales han alcanzado su nivel más alto en más de una década debido, en buena medida, al desastre de la cadena de suministro causado por la pandemia, según un informe reciente de Naciones Unidas. Rusia es el mayor proveedor de trigo en el mundo y, junto con Ucrania, representa casi una cuarta parte del total de las exportaciones mundiales.