Eduardo Lliteras Sentíes.- La empresa Stratton LTC S.A. de C.V. empezó con el pie equivocado al escoger El Cuyo para invertir en un mega desarrollo de lujo de cinco pisos incluyendo el estacionamiento ubicado en la planta baja. El tipo de turismo que se pretende impulsar, con visión cortoplacista, no tiene intención alguna más que buscar beneficios privados y el retorno de la inversión en el corto plazo, sin importar el daño social y ecológico.
Quizá pensando que al igual que Quintana Roo, la corrupción y la dejadez de la gente le permitirían llevar a cabo su obra pasando, por ejemplo, por encima del límite de altura y de pisos recomendado en El Cuyo para evitar problemas con el subsuelo arenoso, propio de un banco de arena. Límite respetado hasta ahora por todas las construcciones edificadas en la zona y que ahora viene a romper la empresa Stratton con la complicidad de la Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales) y la alcaldía de Tizimín.
Como nos comentan inversionistas extranjeros que invirtieron en El Cuyo en el sector hotelero, donde ya hay 30 hoteles aproximadamente, “a todos se nos ha pedido que respetemos la altura de tres pisos, siendo el tercer piso un solarium o terraza, no otro nivel de departamentos”.
Sin embargo, en el caso del proyecto presentado para la edificación de los “Departamentos Riad” la Semarnat y su encargado de despacho en Yucatán -Hernán José Cárdenas López- dieron el visto bueno afirmando que “el proyecto cumple con las reglas presentadas en el Programa de Manejo de la Reserva de la Biósfera Ría Lagartos”.
Como explica la MIA (Manifestación de Impacto Ambiental) Riad constará de cinco niveles, cuatro para departamentos, la planta baja para estacionamiento y el techo para restaurante y “otras amenidades”.
El terreno ubicado a un costado de la Dársena del puerto de El Cuyo y en la misma playa, según la Semarnat no contiene plantas ni animales bajo alguna norma de protección, por lo que en el polígono de 795.179 metros cuadrados dicha dependencia federal no vio razón para oponerse al proyecto citado.
Sin embargo, en el Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio Costero del Estado de Yucatán se sugiere un plan de desarrollo urbano y una reglamentación turística, que son inexistentes, lo que está favoreciendo el crecimiento desordenado y caótico en una localidad con servicios sumamente ineficientes o de plano prácticamente inexistentes, como la recolección de la basura (y su tratamiento, ya que en el presente los residuos se tiran a un costado de la carretera de ingreso), el agua potable o la electricidad, por citar algunos.
Respecto a la basura, ante las quejas y el conflicto que estalló en días recientes en El Cuyo -con todo y el intento de detención de la comisaria Neydy Puc por agentes de la PEI que no se identificaron ni presentaron orden de aprehensión y policías municipales- el alcalde de Tizimín, Pedro Couoh Suaste, prometió dos camiones recolectores de basura, pero sólo entregará uno. También prometió un “relleno sanitario”, con todo y las graves consecuencias que un basurero de ese tipo puede provocar en la zona costera por la filtración de lixiviados, por ejemplo.
La bomba de agua que funciona en El Cuyo, fue adquirida por uno de los hoteleros locales con aportaciones de otros hoteleros de la zona e inversionistas, ya que el municipio fue incapaz de instalar una bomba que funcionara cuando se quemó a fines de la pasada administración municipal. Peor aún, la nueva administración envió una bomba que era insuficiente.
Asimismo, Pedro Couoh prometió 6.5 millones de pesos para un plan de desarrollo del que carece El Cuyo, pero con el que seguramente buscará justificarse para abrir el camino a cuantas inversiones se propongan sin tomar en cuenta la capacidad de los ecosistemas locales para recibir turistas, autos, lanchas, autobuses, ferrys.
De hecho, El Cuyo padece una grave crisis debido a la población pesquera se ha ido quedando sin pesca, y por lo tanto, el turismo se ve como única salida para la grave crisis laboral que padece la población.
La propuesta de algunos hoteleros de El Cuyo es que la población se convierta en una “Ecovilla” y no apueste por el turismo masivo y desordenado como ha pasado con su vecina Holbox, o con el mismo Cancún o Playa del Carmen.
De no ser así, van a acabar con El Cuyo en poco tiempo, nos advierten al señalar que el problema de las aguas negras es grave. No se puede tender una red de recolección de aguas negras por el tipo de suelo arenoso: lo que hay que instalar son bio digestores así como páneles solares. Para ello se requiere del apoyo de las autoridades estatales y municipales, nos comentan.
Hay que conservar sus calles de arena, no comenzar como siempre a echar chapopote y cemento. ¿Quiere El Cuyo conservar su identidad o quiere convertirse en otro destino inviable, azotado por la delincuencia, la inseguridad y la contaminación?, como ocurre en el vecino estado de Quintana Roo, nos dicen.
Para ello, tiene que haber, además, un límite en el número de camas, no 5 mil sino mil, por ejemplo.
Y el plan de desarrollo no debe ser por cinco años sino a 30 años y cumplirse, nos dicen.
No hay que olvidar que El Cuyo padece de fallas en el servicio de agua potable, la que es ahora ya insuficiente, imaginemos con la llegada de nuevas edificaciones masivas. El servicio de energía eléctrica falla todo el tiempo así como el de telefonía.
Y no menos importante es la miseria de la mayor parte de la población. La que percibe, no sin razón, que las inversiones, los nuevos hoteles, no los benefician, máxime, cuando además traen su personal de otros Estados o países, haciéndolos a un lado.
En ésta crisis en El Cuyo ha salido a relucir la necesidad de que las autoridades de los tres niveles de gobierno se sienten con la población a dialogar. Y propongan un desarrollo que no calque los malos ejemplos del vecino quintanarroense. Y que no los deje fuera, con todos los perjuicios.