Redacción.- A través de un comunicado, los jesuitas de México denunciaron el asesinato de dos sacerdotes en la comunidad de Cerocahui, en Chihuahua. Medios locales informaron que Fiscalía de Justicia de Chihuahua confirmó la muerte de los párrocos así como de una tercera víctima, quien fue atacada afuera del templo e ingresó a solicitar ayuda. El Gobierno del Estado de Chihuahua condenó la muerte de los clérigos y aseguró que se actuara con toda la fuerza del Estado para dar con los responsables, además de que se activaron los mecanismos de coordinación con la Secretaría de la Defensa Nacional y Guardia Nacional para realizar operativos en la zona del ataque armado. Según se sabe, la persona asesinada junto con los 2 sacerdotes jesuitas en Cerocahui, Chihuahua era el guía de turistas Pedro Eliodoro Palma quien trató de refugiarse en la iglesia hasta donde fue alcanzado por el sicario. Se llevaron los cuerpos de los tres; hay además 4 personas desaparecidas
En un comunicado, los Jesuitas de México con profundo dolor, denunciamos el homicidio de nuestros hermanos Javier Campos Morales, S.J. y Joaquín César Mora Salazar, S.J., ocurrido el día de ayer dentro del templo de la comunidad de Cerocahui, Chihuahua.
Condenamos estos hechos violentos, exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas.
También demandamos que de forma inmediata se adopten todas las medidas de protección para salvaguardar la vida de nuestros hermanos jesuitas, religiosas, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui.
Hechos como estos no son aislados. La sierra tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas. Todos los días hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros hermanos.
Los jesuitas de México no callaremos ante la realidad que lacera a toda la sociedad. Seguiremos presentes y trabajando por la misión de justicia, reconciliación y paz, a través de nuestras obras pastorales, educativas y sociales.
Al denunciar lo ocurrido hacemos notar también el dolor que vive nuestro pueblo por la violencia imperante y nos solidarizamos con tantas personas que padecen esta misma situación, sin que su sufrimiento suscite empatía y atención pública.
Confiamos que los testimonios de vida cristiana de nuestros queridos Javier y Joaquín sigan inspirando a hombres y mujeres a entregarse en el servicio a los más desprotegidos.