Miguel Magón *.- De tres que me quedaban, tres ya se pasaron a Morena. Así suena la canción sobre los senadores yucatecos los que han terminado bailando al son del partido guinda, en su precipitación por obtener la candidatura a la gobernatura por dicho partido.
Dos ya de plano brincaron la cuerdita y se pusieron la camiseta guinda: la primera fue Verónica Camino Farjat (elegida por la coalición PRI-Verde) y Raúl Paz Alonso, del PAN, del que en éstos días se está hablando mucho en redes sociales.
Pero hay un tercero que ha estado coqueteando con Morena y negociando tras bambalinas, aunque es un secreto a voces: el priista, Jorge Carlos Ramírez Marín, quien se toma lo mismo selfies con la secretaria de Energía, Rocío Nahle García en la refinería de Dos Bocas, que cabildea con directores de todas las cámaras a votar a favor de la “militarización”.
Luego del brinco de Raúl Paz, con todo y trancazo mediático tras saltar la cuerdita, se espera que Ramírez Marín sea el siguiente en formalizar su ingreso a las filas de Morena.
Sabedor de que su partido, el PRI, no tiene nada que hacer en las próximas elecciones, desde hace tiempo se anuncia su integración a Morena. Es sólo cuestión de tiempo, mencionan sus allegados, los que comentan su afán por parecer ahora, todo un izquierdoso, prócer del pueblo, a su servicio.
Por lo pronto, entre los señalamientos sobre Raúl Paz, el menos importante es el de la pachanga con Montana y los moches, ya que como habíamos comentado en Infolliteras.com en nota anteriormente, se le señala de proteger a su hermano Ricardo, al que se le involucra en la misteriosa muerte de su expareja, Marilyn Mena.
Ricardo Paz Alonzo, hermano del legislador recién adscrito a Morena, “fue acusado por la familia de la víctima como el presunto responsable de su asesinato” y de ser protegido, a través de presiones de Raúl, ante las autoridades investigadoras del caso, como afirman numerosos medios de la Ciudad de México como Infobay, Expansión, El Financiero, entre otros muchos, en lo que suena a un auténtico linchamiento mediático, no cabe duda.
Por lo pronto, Ricardo, quien fungía como subdirector del Instituto Tecnológico Superior de Progreso (ITSP), tuvo que dejar su cargo apenas Raúl saltó a Morena. No hay de qué preocuparse, nos dicen, cuando el partido guinda gane el gobierno estatal o el municipal, o de perdida el legislativo estatal, habrá dónde colocarlo, nos comentan.
Eso sí, Raúl, no más llegar a Mérida, se fue a reunir con uno de los candidatos a la gobernatura por Morena, Rogerio Castro Vázquez, director general del Infonavit, y quien ha venido haciendo mancuerna con el delegado (y ex panista y enemigo de Raúl), Huacho Díaz Mena, de cara a la lucha por la gobernatura de Yucatán en el 2024. Huacho protagonizó la primera estampida panista a Morena en la pasada elección presidencial, y perdió, sumando ya dos derrotas en su búsqueda de la gobernatura. Falta ver si la tercera será la buena.
De la cumbre Raúl-Rogerio sólo se sabe que la plática fue privada, por lo que no se conocen los detalles de la conversación entre ambos, pero queda claro que es la primera de una serie de reuniones para coser las heridas de lo que a todas luces es una resta, no una suma, para Morena en Yucatán.
Pero claro, hay que cuadrarse ante las órdenes de Adán y de Mario Delgado, nos dicen. La que sufre es la militancia, que se siente humillada, nos comentan. Y cada vez son más grandes los sapos que debe tragar. Falta ver si aguantarán en el afán de la dirigencia de Morena de hacerse a como dé lugar de Yucatán, aunque lo primero que se haya pisoteado sean los sacrosantos principios, tan repetidos, como un mantra, por algunos, hasta desfigurar el rostro de la transformación la que parece un auténtico Frankeinstein, que podría matar a sus fundadores.
También se sabe, ya concluyendo, que Raúl andaba gestionando un cargo para un allegado cercano al ex gobernador priista, Rolando Zapata Bello, de quien se dice anda operando en el partido morenista desde hace tiempo y como evidencian las y los chapulines priistas que han brincado a Morena en Yucatán desde la pasada elección.
Eso sí, el alcalde panista de Mérida, Renán Barrera Concha, restó importancia a la salida de Raúl, calificándola de ser “una bicicleta muy pedaleada”. Es decir, a nadie sorprendió, al menos en el PAN, porque desde hace tiempo Raúl había partido a otros mares de locura.
*Lo aquí publicado es responsabilidad de quien lo dice no de Infolliteras.com