Redacción.- Investigadores pertenecientes a 15 países de América Latina apoyan al movimiento de la Unión de Pobladoras y Pobladores de Chablekal en defensa de las 286 hectáreas que no han vendido aún ejidatarios de dicha población ubicadas en la zona conocida como Misnebalam. En dichas 286 hectáreas hay aún reserva boscosa y fauna originaria que está siendo defendida de la depredación inmobiliaria y especulativa a la que se han plegado los 300 ejidatarios dedicados a vender las tierras ejidales a empresarios para realizar desarrollos inmobiliarios y especular con la tierra.
Investigadores que forman parte del Grupo de Trabajo “Cuerpos, Territorios, Resistencias” (GT-CUTER) presentaron un amicus curiae (amigo de la corte), el cual es un documento que se puede presentar ante la jurisdicción correspondiente debido al interés que un grupo puede tener sobre el caso o tema, con el fin de que el magistrado agrario pueda considerarlo para su veredicto. En este sentido, el documento se presentó el viernes pasado ante el Tribunal Unitario Agrario (TUA) Número 32, con sede en la ciudad de Mérida.
La Unión de Pobladoras y Pobladores de Chablekal por el derecho a la tenencia de la tierra, el territorio y los recursos naturales es un grupo, como su nombre lo indica, de pobladoras y pobladores que se conformó en 2014 ante la venta desmesurada que estaban realizando las y los ejidatarios a empresarios inmobiliarios. Dichas ventas inician en el 2000, desde entonces, este pueblo ha vendido el 80% de su territorio, razón por la cual, las y los pobladores se preguntan por qué un grupo de 300 personas va a decidir sobre el futuro del territorio de todo un pueblo.
La molestia se incrementó cuando empezaron a vender los montes de uso común, es decir, los que eran para uso y disfrute de todo el pueblo, no sólo de los ejidatarios. “Chablekal es un pueblo indígena y los montes ancestrales han sido, y siguen siendo, parte de nuestro territorio”, se menciona en el documento. Esta reflexión los animó a tomar posesión en 2014, cuando inicia su lucha, del monte de Misnebalam, el cual está conformado por 286 hectáreas, que las y los pobladores han descrito como: “el último rincón del territorio ancestral de Chablekal”.
La importancia de este monte es que es un espacio considerado sagrado debido a la presencia de cenotes y montículos prehispánicos, en 2018 realizaron una ceremonia al pie del nojoch múul o montículo principal para agradecer por la lucha, la descripción de la ceremonia se observa en el documento. Asimismo, Misnebalam también es importante ya que sus jóvenes custodios lo consideran una especie de reserva ecológica con una diversidad de plantas (usos medicinales, forestales, maderables, etc.) y animales nativos (como la Yuya, el venado, el pavo de monte, entre otros).
Estos son algunos de los elementos que las y los investigadores firmantes consideraron al elaborar el amicus en el cual argumentan, desde el punto de vista de la cultura y cosmovisión maya, el derecho que tienen a ser custodios de dichos montes. Adicionalmente desde noviembre de 2016 lograron que el TUA dicte medidas cautelares para que dichos montes no puedan ser afectados por el comisariado ejidal, esto es, que no pueden ser vendidos, rentados, usurpados, parcelados, ni cualquier otra acción, en tanto concluya el juicio. El mensaje de la Unión de Pobladoras y Pobladores es que la tierra no es de quien la trabaja únicamente, es también de quien la cuida, la protege y la defiende.
El GT-CUTER es una red interdisciplinaria conformada por 45 investigadoras e investigadores de 15 países de América Latina y el Caribe reunidos a través del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Uno de los pilares de este GT es contribuir, desde la investigación, a las luchas que resisten frente a despojos: estructurales, históricos, simbólicos y sistémicos con el fin de acompañar sus demandas para que sean reconocidos, en la práctica y no solo en el papel, sus derechos y libertades. El GT CUTER quiere aportar un granito de arena a las luchas (epistémicas y socio-territoriales) de las que somos parte y al pensamiento crítico situado, reconociendo que el debate académico por sí solo es importante, pero insuficiente en estos tiempos de muerte.