Fotos: Vía vídeos en redes sociales.- Pareciera que en tanto esté en la presidencia estadounidense, Joe Biden, el conflicto militar con Rusia continuará, mientras cada día se acerca más, peligrosamente, a una confrontación militar directa entre tropas de la OTAN y rusas.
Los movimientos de tropas en la frontera de Polonia con Bielorrusia hacen temer lo peor. El discurso de los líderes europeos y de norte américa, hasta ahora, deja claro que la única salida al conflicto es que Vladimir Putin sea derrotado. O derrocado por un golpe militar, como algunos anticiparon, prematuramente, en semanas pasadas con el movimiento de tropas mercenarias de la organización Wagner, ahora desplegadas, curiosamente, en Bielorrusia. De hecho, Polonia inició la movilización de unidades militares hacia la frontera con Bielorrusia, ante la supuesta amenaza del grupo Wagner y de una presunta invasión de su territorio. De hecho, durante una reunión del presidente bielorruso Lukashenko con Putin, éste le dijo al presidente ruso que los mercenarios estarían dispuestos a llegar hasta Varsovia, y que “la guerra se libra contra todo el bloque de la OTAN”. Y claro, se menciona que Polonia pretende “cobrarse” el apoyo a Kiev quedándose con una parte del territorio de Ucrania.
Por lo pronto, ni duda cabe que la guerra es con todo el bloque de la OTAN, aunque utilizando subterfugios y límites al uso de armamentos, que han ido siendo modificados conforme el conflicto se alarga, que al parecer es lo que quiere Washington, es decir, una guerra de desgaste de la que esperan salga perdedor Putin.
Por su parte, el primer ministro húngaro Orban ha insistido en que “si hacemos lo que pide el presidente ucraniano Zelensky, estaremos en un estado de Tercera Guerra Mundial. Porque si Ucrania es aceptada en la OTAN, significará una guerra mundial inmediata, porque la OTAN tendrá que luchar contra Rusia. Eso es todo. La mayoría no quiere arriesgarse a una guerra, razón por la cual Ucrania no es aceptada en la OTAN”.
Según el derechista Orban, el estilo de comunicación de los ucranianos es inusual: Si tienes problemas y pides ayuda, entonces compórtate. Los ucranianos son realmente agresivos, exigentes, sujetos al chantaje moral, protestó Orban quien insistió en que los países de la OTAN ya están participando en la guerra, suministrando armas a Ucrania. Y si suministran bombas de racimo (como ya ocurrió), que se consideran un método o medio de guerra rechazado en toda la comunidad internacional, entonces esta es una situación completamente nueva. Por lo tanto, si bien no hemos permitido que los ucranianos ingresen a la OTAN, si bien hemos evitado la amenaza inmediata de una guerra mundial, no nos hemos acercado ni un metro a la paz. Hay una escalada. Están llegando más y más armas de largo alcance, explosivos más efectivos, que los ucranianos obtienen de los países occidentales, especialmente de los Estados Unidos, añadía Orban en declaraciones a medios occidentales. Y faltan cazas de combate, que tanto exige Zelensky.
Mientras tanto, el conflicto militar con Irán y China, se continúa cocinando a fuego lento. Con el despliegue de fuerzas aeronavales y terrestres, como las anunciadas en éstos días en Siria y en el teatro mediterráneo. Los llamados a las armas en Estados Unidos y el despliegue militar no sólo en Europa sino en Medio Oriente y el mar de China muestran un mundo a menos de un paso de una Tercera Guerra Mundial. Vivimos tiempos oscuros, en los que sería necesario que la humanidad se concentrara en luchar contra el cambio climático y la destrucción de nuestro planeta. Pero en lugar de ello, claro está, los líderes de las potencias tienen otros planes. Y no son pacíficos. No hay vías medias, ni de compromiso para algunos, sino la aniquilación de los otros, del “enemigo”.
FURIA POR LA QUEMA DEL CORÁN
Y mientras a la guerra en Ucrania no se le ve una salida negociada, Irak anunció una reunión de emergencia de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) a fin de abordar lo que califica “profanación del sagrado Corán en Europa” luego de que autoridades suecas autorizaron a Salwan Momika, un iraquí residente y refugiado en Suecia, a quemar dicho “texto sagrado” para los musulmanes. La primera vez ocurrió en junio y la última el pasado jueves 20 de julio. Y en éstos días volvieron a hacerlo. Momika quemó el Coran frente la mezquita más grande de Estocolmo, en Suecia. Asimismo, en enero, lo hizo el activista antiislámico danés Rasmus Paludan. Paludan quemó un Corán frente a la embajada turca en Estocolmo provocando protestas en Estambul y Ankara esa noche.
En efecto. Momika el pasado 27 de junio pisoteó y arrancó páginas a un ejemplar del Corán y luego prendió fuego a varias páginas del “libro sagrado” frente a la mezquita más grande de Estocolmo. Y volvió a hacerlo el viernes pasado. También le colocó un trozo de tocino, considerado “impuro” por los musulmanes y después lo pisoteó. Y volvió a quemar el Corán el 20 de julio.
El gobierno iraquí protestó luego de que se prendió fuego el viernes a una copia del libro sagrado de los musulmanes y la bandera iraquí frente a la embajada del país árabe en Dinamarca.
Por su parte Suecia tachó de “inaceptable” la invasión e incendio de su embajada en Bagdad, donde cientos de manifestantes prendieron fuego y asaltaron el lugar en protesta por las quemas de ejemplares del Corán en Estocolmo, según dijeron. El ministerio de Exteriores de Irak condenó el ataque y decidió retirar a su encargado de negocios en Suecia y pedir al embajador sueco que abandonara su territorio un día después de que en el país escandinavo se autorizara una nueva quema del Corán.
Asimismo, el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, pidió que el autor de la quema de un ejemplar del Corán en Estocolmo sea sometido al “máximo castigo” y exigió que Suecia lo entregue para “ser juzgado” en un país islámico.
Lo cierto, es que las tensiones dentro de Europa, entre sectores ultra nacionalistas, seculares y radicales musulmanes asentados en el Viejo Continente también no cesa de escalar. Muchos consideran que se trata de una batalla por la libertad de expresión -como la publicación de las caricaturas de Mahoma- y de las libertades en Europa ante el avance de la población musulmana y de quienes pretenden imponer la sharía -ley islámica, en el Viejo Continente-. Y no se equivocan, aunque claro, hay grupos radicales que se montan con sus intereses espurios y oscuros. Así va el mundo mientras arde con las olas de calor.