El falso rumor, pudimos saber, surgió de la misma delegación del Instituto de Antropología e Historia en Yucatán: “150 mil pesos le habían entregado al comisario ejidal, Russell Gregorio García Avila ”.
Dicho falso rumor fue sembrado entre la población de Telchaquillo, y comenzó a circular, a producir efecto. Sin embargo, a quienes buscaban perjudicar de esa manera a Russell Gregorio García Avila, les salió el tiro por la culata. El comisario, ante las repetidas insinuaciones de personas de Telchaquillo sobre el dinero, decidió no sólo desmentir sino apoyar la lucha para que la zona arqueológica de Mayapán no sea coto privado de caza para un puñado de personajes del INAH que venden diversos servicios, por ejemplo, presuntas “bodas mayas”.
Por ejemplo, a través de los perfiles de Facebook, “Hunabku Expedition Aventura y Cultura” y “Hunab-ku Expedition tours Yucatán” se ofrecen dichos servicios entre otros, como tours a Mayapán y cenotes de la zona. Se ofrecen los cenotes de “Pixyah” y la zona arqueológica de Mayapán: “entradas a los sitios, tour guiado por la zona arqueológica de Mayapán, comida tradicional hecho por manos de gente local, en casa rural, tortillas a mano etc, trasporte (sic) viaje redondo, costo desde $550 p/p. Contamos con pocos lugares aparta tu lugar, contamos con recorridos todos los días pregunte y cotice sin compromiso, guías certificados”.
Se añade un teléfono y un correo electrónico, así como el nombre de un presunto antropólogo y guía de turistas.
——————————————
Habitantes y ejidatarios tomaron la decisión de tomar el camino de entrada a Mayapán y cerrar el acceso hace casi un mes, tras darse cuenta de que algunos han estado cocinando infundios contra el comisario ejidal -al que boicotearon no entregándole su título durante meses y meses, en una jugarreta entre el RAN y el INAH y funcionarios federales- con la finalidad de bloquear cualquier interferencia en sus jugosos negocios en la zona arqueológica.
Pero ahora, tras semanas de estar apostados en la entrada de la zona arqueológica, se han enterado de muchas cosas, que confirman sus sospechas al observar que conocidos guías de turistas que viven en la comunidad tienen una abundancia económica, con autos y negocios, que no se explica con sus sueldos.
Durante semanas han llegado personas a la zona arqueológica que, según la actual directora Anna Luisa Goycoolea Artís, “no tiene visitas”. Lo cual es falso, ya que como han comprobado quienes hacen las guardias día y noche en la entrada de Mayapán, llegan autos y autobuses con turistas que piden ingresar. De hecho, durante el tiempo que estuvimos en la zona arqueológica pudimos comprobar que llegan turistas en auto con el objetivo de entrar de forma permanente.
Un ejemplo: en los primeros días de toma del ingreso una pareja procedente de Colima llegó a la zona arqueológica y reclamó que les habían vendido “un paquete de boda maya por 50 mil pesos”.
La mujer, además, v”estida como musulmana, con el cuerpo y el rostro cubierto con un niqab, reclamó que le impidieran entrar ya que había pagado dicha suma”, según dijo a quienes estaban allí apostados. Inclusive dejó un teléfono y un nombre.
Juan Cristóbal Orozco Alonso, subdelegado en la Oficina de Representación de la Secretaría de Gobernación en Mérida, y quien se presenta en su perfil profesional como “especialista en manejo de armas de fuego, seguridad de instalaciones estratégicas, uso legítimo de fuerza y derechos humanos en la seguridad pública”, ha estado presionando para que se acabe el conflicto en Mayapán.
Quiere que se levante el plantón, lo antes posible. El problema es que el ruido, la tolvanera levantada en torno a la zona arqueológica, está llamando demasiado la atención de la opinión pública.
Al presidente Andrés Manuel López Obrador, el comisario le entregó el expediente sobre Mayapán. Según confesión del mismo presidente -quien fue interceptado a bordo de su vehículo cuando llegaba a la inauguración del parque de La Plancha en Mérida con el gobernador Mauricio Vila Dosal en días pasados- no está enterado sobre el tema.
Pero ahora se sabe, con certeza jurídica, que los terrenos en los que se ubica la zona arqueológica pertenecen al ejido de Mayapán.
Tras solicitar la documentación al RAN (Registro Agrario Nacional) en la Ciudad de México, se pudo acreditar que efectivamente, la zona arqueológica se ubica dentro de los terrenos del ejido de Mayapán.
La exigencia de los ejidatarios de obtener parte de los ingresos a la zona arqueológica por concepto de turistas y poder comercializar sus artesanías, entre otros, no es ningún disparate. Al contrario, es un tema de justicia social. Al que le echan tierra quienes se dedican a medrar en Mayapán, así como en otras zonas arqueológicas de Yucatán tras bambalinas, y con la complicidad de funcionarios del INAH. En dicho tema no podía faltar el tráfico de piezas arqueológicas, del que hemos tenido reportes y testimonios.
En Telchaquillo el INAH tiene una casa -a nombre de un antropólogo- en el que supuestamente se guardan las piezas. Pero en cuarenta años no se sabe qué piezas han salido de Mayapán. No hay, por ejemplo, un museo del sitio en dicha casa. Todo se mantiene en lo oscurito. El público no puede entrar y contemplar las piezas. Los habitantes de Techalquillo no pueden acceder y contemplar parte de su pasado. Y claro, directores del INAH van y vienen. Y la complicidad también.
CAJÓN DE SASTRE Y OTRAS MENUDENCIAS
Anna Goycoolea Artís dijo que se reunirá con los ejidatarios de Telchaquillo, comisaría de Tecoh, para la pronta liberación del sitio,
“Las zonas arqueológicas tiene que ser para beneficio de las comunidades aledañas a éstas”, por lo que Telchaquillo no será la excepción, según dijo ahora. Pero la corrupción, quedará bien oculta.