El general de División de Estado Mayor, Ricardo Flores González, rindió protesta como Comandante de la X Región Militar en Mérida, Yucatán, durante la presente semana. El acto protocolario tuvo lugar en la explanada del 7/o. Batallón de Ingenieros de Combate, en el sur de Mérida, adonde acudieron autoridades estatales y federales. El general de División Ricardo Flores González llegó a Mérida a ejercer la comandancia de la Décima Región Militar con jurisdicción en Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
En la información proporcionada por la misma Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional) se hace constar que Ricardo Flores González, presume en su currículum su paso por la Escuela de las Américas, en Estados Unidos.
La Escuela de las Américas fue cerrada por protestas internacionales de Soawatch por haberse convertido en un centro de entrenamiento para asesinos de líderes latinoamericanos y de expertos antiguerrilla y anticomunismo, del que salieron numerosos dictadores y militares represores.
La Escuela de las Américas cambió su rostro y ahora opera como Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad, en inglés WHINSEC, Western Hemisphere Institute for Security Cooperation.
Según SOAW, es famosa por enseñar doctrinas de contrainsurgencia militar latinoamericana e inculcar una ideología anticomunista. Varios de sus antiguos alumnos participaron en organizar escuadrones de la muerte, organizar golpes de estado o estuvieron implicados en diversas violaciones de derechos humanos.
La SOAW explica que los militares instructores de la misma academia prepararon manuales de torturas y formaron a miles de soldados latinoamericanos en materias contrarias a los derechos humanos.
Afirma que la Escuela de las Américas o la Whinsec miente también al decir que su meta “incluye fortalecer la democracia, inculcar el respeto por el imperio de la ley y el acatamiento de los derechos humanos”. Muchos de sus políticos y militares se muestran hostiles al nacimiento de regimenes progresistas en América Latina. De hecho el 2002 apoyaron a los golpistas venezolanos que pretendieron destituir por la fuerza al Presidente Hugo Chávez. También hay fundadas sospechas que apoyan a grupos que trabajan por desestabilizar a los gobiernos de Cuba, Ecuador, Bolivia, entre otros.
Asimismo señala que la Escuela de las Américas o la Whinsec también sigue escondiendo los listados de los nuevos estudiantes. Los listados de los estudiantes actualmente son secretos. SOAW recibe todos los años, apelando a la enmienda constitucional de libertad de información, un documento con los listados oficiales de los soldados latinoamericanos que han asistido a la WHINSEC pero estos documentos oficiales vienen con los nombres de los estudiantes tachados. Esto impide realizar una supervisión del comportamiento de los graduados después de recibir estos cursos. Anteriormente, se conocías los nombres de los alumnos que asistían al instituto armado lo que permitió comprobar que muchos de sus graduados eran violadores de derechos humanos.
MANUALES DE TORTURA Y EJECUCIÓN
La Escuela de las Américas (SOA, por sus siglas en inglés) es el centro de entrenamiento del Ejército de los Estados Unidos fundado en 1946. Escondido a plena vista en Columbus, Georgia, ha entrenado a más de sesenta mil soldados y policías, en su mayoría de América Latina. Cambió de nombre a Whinsec tras los escándalos públicos que revelaron que la finalidad de la escuela es la de formar militares siguiendo la doctrina de la seguridad nacional de los Estados Unidos, cuyas tácticas militares incluyen los métodos de contra-información, interrogatorio, guerra psicológica, inteligencia militar y acción de contra-insurgencia. Esta doctrina es basada en la tortura, el asesinato, la opresión y explotación, dice la escritora Lesley Gil en su libro La escuela de las Américas: Entrenamiento militar y violencia política en las Américas (The School of the Americas: Military Training and Political Violence in the Americas).
Lesley Gill es antropóloga e investigadora cuyos trabajos se centran en la violencia política, el género, las reformas de mercado libre y los derechos humanos en América Latina. Es de las grandes voces activistas que ha hecho campaña por el cierre de la Escuela de las Américas.
La Escuela de las Américas, SOA según su sigla en inglés, fue creada en 1946, en plena guerra fría, en la zona del canal de Panamá administrada por Estados Unidos, con el objetivo de adoctrinar a oficiales latinoamericanos en la lucha anticomunista. Se trataba, en la práctica, de inculcarles la llamada “doctrina de seguridad nacional”, a fin de convertirlos en herramientas útiles para combatir al “enemigo interno”, es decir, a los “comunistas”, designación que incluía a todos los partidarios de profundas transformaciones sociales que podrían poner en riesgo los intereses de EE.UU. en los países considerados su “patio trasero”.
Para comprobar la efectividad de esta táctica imperialista baste recordar que por la Escuela de las Américas pasaron dictadores como Leopoldo Galtieri de Argentina, Hugo Bánzer de Bolivia, José Efraín Ríos de Guatemala, el jefe de los Escuadrones de la Muerte en El Salvador, Roberto D’Aubuisson y, obviamente, Augusto Pinochet. En 1984 la ya desprestigiada academia para golpistas fue trasladada por el Presidente Jimmy Carter a Fort Benning, en el estado de Georgia. Sin embargo, nada cambió en la preparación de soldados y oficiales latinoamericanos para el despliegue de una lucha contrainsurgente con brutales y sofisticados métodos represivos, dice el artículo escrito por Beatriz Brinkmann en la Revista Reflexión Nº 33, Ediciones CINTRAS, Santiago de Chile, marzo de 2007.
En el artículo mencionado, Brinkmann recuerda que en 1990 el sacerdote norteamericano Roy Burgeois, impactado por los crímenes cometidos por ex-alumnos de la Escuela de las Américas, creó SOA-Watch, vale decir, el Observatorio de la Escuela de las Américas, al que pronto adhirieron víctimas y detractores del involucramiento de Estados Unidos en los conflictos internos de otros países
Asimismo, menciona que en 1996 el movimiento de la SOAW logró filtrar a la prensa norteamericana manuales de entrenamiento utilizados en la academia militar, en los que no sólo se aconsejaba la aplicación de tortura, sino, además, se capacitaba en la ejecución de diferentes técnicas físicas y psicológicas, entre otros conocimientos especializados. El escándalo que provocó esta información motivó al Congreso de EE.UU. a decretar en el año 2000 el cierre de la institución.
Sin embargo, poco duró la alegría de SOA-Watch por este importante logro, ya que apenas un año después la academia fue reabierta en el mismo lugar, en los mismos edificios, con los mismos instructores, sólo bajo otro nombre: Instituto para la Cooperación en Seguridad del Hemisferio Occidental, WHINSEC. Está claro que conforme a la perspectiva norteamericana su propia seguridad implica que exista “seguridad” en los demás países del hemisferio, es decir, regímenes que compartan el modelo económico neoliberal que garantiza sus propios intereses. Y una vez más han apostado a que serán las fuerzas armadas latinoamericanas las que impedirán -a sangre y fuego si fuere necesario- cualquier cambio sociopolítico que implique modificar o reemplazar el modelo económico en aras de una mayor justicia social.
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