Casi 1,2 millones de personas en todo el Líbano se han visto obligadas a huir de sus hogares a un mes de que Israel inició su invasión terrestre y los bombardeos sistemáticos del sur del país de los Cedros, bombardeos que ha extendido a la capital libanesa, Beirut, y a la ciudad de Tiro, y a la frontera con Siria. Unas 190.000 personas han sido albergadas en más de 1.000 instalaciones, mientras que cientos de miles más han sido albergadas por familiares o amigos. En su última actualización, el Ministerio de Salud libanés anunció el miércoles 23 de octubre que el número de muertos por la actual agresión israelí en el Líbano ha aumentado a al menos 2.574 personas asesinadas y otras 12.001 heridas.
Los objetivos declarados de la operación, según Israel, son destruir las capacidades del grupo de resistencia (al que la OTAN e Israel llaman terrorista) libanés Hezbolá, que es un partido político que ha desempeñado un papel importante en la política nacional y regional. También, oficialmente, Israel dice que pretende asegurar la frontera norte de Israel y garantizar el retorno seguro de los colonos israelíes al norte. Sin embargo, hasta ahora todos los indicadores han mostrado que Israel aspira a lograr otros objetivos con la escalada, uno de los cuales es arrastrar a la región de Asia Occidental a una guerra total y anexionarse más tierra y agua, no sólo en Gaza, sino en el Líbano y en otras naciones de la región.
Israel también ha atacado sistemáticamente a los médicos desde que inició la ofensiva así como periodistas. Según la portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Ravina Shamdasani, más de 100 trabajadores médicos y de emergencias han sido asesinados en todo el Líbano desde octubre de 2023. Entre las víctimas de la maquinaria bélica israelí también se encontraban funcionarios y soldados de las Naciones Unidas.