La destrucción de Gaza y el genocidio de su población ha entrado en una nueva fase con el triunfo de Donald Trump y la derrota de Joe Biden y Kamala Harris. Durante los casi tres meses de transición para que Trump asuma el gobierno de la potencia militar del planeta se espera que la aniquilación en Gaza se recrudezca ulteriormente, si cabe. Así como en Líbano. Una Navidad ensangrentada, es lo que se vivirá en occidente: mientras en los hogares de las sociedades opulentas habrá comida y regalos, en Gaza, en Ucrania, la guerra seguirá devastando la vida de familias enteras, convirtiendo grandes extensiones de territorios en fosas en las que yacen incontables, cientos de miles de muertos.
Se afirma que Benjamín Netanyahu tendría el visto bueno de Trump para avanzar en su agenda de conquista y limpieza étnica de territorios para ampliar las fronteras de Israel, mientras las potencias europeas siguen empeñadas en entregar armas y guardar silencio ante la muerte de civiles palestinos y la total destrucción de toda la infraestructura civil. El gobierno de Francia ha comenzado a tímidamente protestar ante la destrucción del Líbano, por los golpes a sus intereses económicos en el país de los Cedros.
La realidad es que Israel utiliza el hambre como arma, privando a la población de Gaza de lo básico para sobrevivir, con el propósito de exterminar a los palestinos. No existen hospitales para curarse, porque han sido destruidos y los médicos en muchos casos han sido asesinados por el ejército ocupante. En el Líbano, clínicas y hospitales, así como su personal, son objetivos sistemáticos del ejército israelí. También los periodistas.
Dice la ONU que todos habitantes de Gaza están atrapados. Los vivos están atrapados por el asedio. Los muertos están atrapados bajo los escombros. Hablamos de más de 2 millones de personas. El número de muertos ya rebasa los cien mil pero no hay cifras confiables debido a que no hay manera de contar los muertos, muchos de los cuales yacen bajo los escombros o simplemente pulverizados por las bombas. Lo cierto es que hace tiempo dejaron de ser los 40 mil que se viene repitiendo desde hace meses.
Asimismo, la ONU dice que urge voluntad política para aumentar el flujo de suministros humanitarios y comerciales. Pero no se ve voluntad política en los gobiernos de un occidente en crisis profunda tras quedarse noqueados por el triunfo de Trump.
Como señala la Organización de las Naciones Unidas, casi el 70% de las personas muertas en Gaza son niños y mujeres: “Las familias nos dicen que sus parientes, sus hijos, siguen enterrados bajo las casas bombardeadas”.
En una entrevista con Noticias ONU, Francesca Albanese (relatora especial sobre el Territorio Palestino Ocupado) afirma que “los patrones genocidas que se observan en Gaza empiezan a extenderse a otros territorios ocupados por Israel, como Cisjordania, donde en el último año van más de 700 palestinos muertos, entre ellos 169 niños, y 9000 personas han sido detenidas arbitrariamente”.
Francesca Albanese pide “sancionar Israel, suspender las relaciones económicas, políticas, diplomáticas, militares, estratégicas con ese Estado que está, no solamente continuando una ocupación ilegal, ilegítima e inmoral, (sino) que está también cometiendo genocidio contra los palestinos y está también atacando de manera feroz a las Naciones Unidas este año con bombas, con asaltos violentos contra sus autoridades, contra el Secretario General, contra los cascos azules, contra las escuelas, los hospitales, los refugiados” y claro, contra los periodistas gazatíes y libaneses para silenciar sus crímenes de guerra.
Al asesinato sistemático de periodistas en Gaza -y la prohibición de entrar a periodistas de otras naciones, salvo aquellos que trabajan con el ejército israelí realizando propaganda- se añade la censura en redes sociales de las noticias relativas al genocidio y la destrucción de la Franja que no sean acordes con la propaganda sionista prevaleciente en occidente.
Inclusive amenazas directas y acusaciones de “antisemitismo” son lanzadas por autoridades del gobierno ultra derechista de Benjamín Netanyahu y sus embajadas. En el caso de nuestro país hace algunos días nos enteramos que la Embajada de Israel en México acosó e intentó censurar al intelectual y periodista de La Jornada, Carlos Fazio, tras la publicación de una columna sobre geopolítica en Medio Oriente que no calza con la versión maniquea y mentirosa que pretenden imponer en occidente a través de la propaganda en medios masivos.
El 25 de octubre pasado, Dahlia Neumann, agregada de prensa de la embajada de Israel, publicó en el diario La Jornada una carta en la que exigía nada menos que “cancelar” el pensamiento de Carlo Fazio o al parecer cancelarlo a él: “Como lectores de La Jornada, resuman el artículo en una palabra: cancelado”.
El exterminio de periodistas, las amenazas y la censura tienen sus ramificaciones, como señalábamos, a través de redes sociales. Por ejemplo, Jordana Cutler, ex-funcionaria de primer nivel del gobierno israelí y asesora de Netanyahu y el Likud, ahora trabaja como jefa de la unidad de censura de Facebook en Estados Unidos sobre Israel y Palestina. El diario digital The Intercept desveló cómo usa su posición para censurar las voces anti-genocidio.
Meta, la empresa propietaria de Instagram, Whatsapp y Facebook, tiene profundos vínculos con el apartheid israelí y promueve la censura “sistémica y global” de contenidos sobre Palestina y de denuncia del genocidio.
Otra grave acusación contra Meta es que estaba proporcionando datos de WhatsApp de los palestinos de Gaza a los militares israelíes y que esta información sería utilizada en ataques y bombardeos contra los palestinos.
En otras palabras, Meta no sólo trabajaría censurando contenidos sobre el genocidio palestino, sino participando efectivamente en el exterminio de palestinos.