El Papa Francisco echó al cardenal ultraconservador estadounidense Raimond Burke de su apartamento del Vaticano y le retiró el sueldo por corrupto en el año 2023. Esta noche el cardenal Burke ha estado rezando el Rosario en las puertas de la Basílica de San Pedro “por la salud del Pontífice”, según dice: en realidad lo que anda buscando es exposición mediática y ponerse en el centro de la atención de los grillos que buscan imponer su agenda geopolítica al Vaticano. En Roma ya se encuentran muchos purpurados ultraconservadores que están cabildeando a sus candidatos en caso de celebrarse un cónclave en la Ciudad Eterna. La posibilidad de que Francisco sea obligado a renunciar por sus condiciones de salud -y presiones de la curia vaticana y cardenales que se le oponen- crecen si no fallece víctima de una septicemia. El Papa Francisco ha citado a Burke como artífice de acciones que «desunen la Iglesia».
Cientos de fieles se reunieron en la Plaza de San Pedro para rezar el primer Rosario por la salud del Papa Francisco. La oración fue dirigida por el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Parolín. La iniciativa continuará cada noche a las 9pm de Roma.
En 2023, el Papa Francisco decidió desalojar de su residencia en el Vaticano al cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, abiertamente crítico con su gestión, y retirarle su salario.
Burke forma parte de un grupo de conservadores estadounidenses que desde hace tiempo se oponen a los planes del Papa de reformar la Iglesia católica. Ahora, se dejó ver en el Vaticano todo de negro como un cuervo. Evidentemente las pugnas de cara a un posible cónclave son cada vez más abiertas. Y la administración estadounidense y el gobierno de Tel Aviv quisieran tener a un Papa abiertamente a su servicio. Ese podría ser el Papa negro de las profecías, dicen algunos.
En una ocasión el Papa comunicó a los miembros de la orden religiosa jesuita en Portugal que existía “una actitud muy fuerte, organizada y reaccionaria” en la Iglesia estadounidense, a la que calificó de “atrasada”.
Raymond Leo Burke es considerado uno de los más activos purpurados opositores al Papa dentro de la Iglesia católica.
Riguroso seguidor de las directrices del catolicismo, según se dice, Burke llegó a decirle al exsecretario de Estado de EE.UU. John Kerry cuando era candidato presidencial que no podía recibir la comunión porque previamente había expresado su apoyo al aborto.


En la foto, el cardenal estadounidense Raymond Burke.
El cardenal Burke se unió a otros cuatro altos prelados conservadores en la emisión de preguntas formales al Papa, pidiéndole que aclare cuestiones de doctrina. Por ejemplo: pidieron que esclarecer su acercamiento a los católicos divorciados y vueltos a casar civilmente, y que ya el Santo Padre dilucidó en la exhortación apostólica Amoris Laetitia, considerada por el ala conservadora eclesial como una «no respuesta» a las Dubia; bajo un tajante «si o no». Previo al Sínodo esos cardenales han presentado más dubias.
El Pontífice también destituyó a otro crítico conservador estadounidense: al obispo Joseph Strickland de Tyler, Texas, después de que Strickland se negara a renunciar tras una investigación del Vaticano.
«El cardenal Burke se ha defendido en varias ocasiones de la acusación de formar parte de la organización política de Steve Bannon, uno de los ideólogos de Donald Trump. Pero ha cruzado y frecuentado a Bannon durante mucho tiempo a través del Instituto Dignitatis Humanae».
El Papa ha abordado la idea de la Iglesia sobre el matrimonio, reafirmando que es una unión exclusiva entre un hombre y una mujer, pero subrayó la necesidad de una caridad pastoral que atraviese todas las decisiones, evitando ser jueces excluyentes. En cuanto a la bendición de parejas homosexuales, expresó que la prudencia pastoral debe discernir si dichas bendiciones transmiten una concepción errónea del matrimonio. Éstos temas, Burke y sus seguidores ultra conservadores, son utilizados como trampolín para hacerse con el poder en el Vaticano.
Raymond Burke (EE.UU.): cardenal desde 2010, quiere misas en latín y se opone a reformas de Francisco como la comunión a divorciados. Apodado el “Trump del Vaticano” por su estilo confrontacional. Es un outsider por ser estadounidense, pero tiene apoyo conservador.