El Papa Francisco podría haber muerto por un derrame cerebral, por un ictus, según algunas especulaciones y trascendidos recogidos en Roma. El Papa falleció a las 7:35 hora de Roma según la información proporcionada por el cardenal camerlengo, Kevin Farrell. Las exequias fueron simplificadas por el Papa Francisco para que sean “las de un pastor y discípulo de Cristo y no las de un hombre poderoso de este mundo”. El rito de certificación de la muerte del Papa Francisco y de colocación de su cuerpo en el ataúd, que tendrá lugar esta tarde a las 20.00 horas hora de Roma, no será transmitido en directo. Se entiende que la oficina de prensa del Vaticano podrá proporcionar fotografías después de la ceremonia.
El cardenal Kevin Farrell anunció con pesar el fallecimiento del Papa Francisco esta mañana a las 10:00, con estas palabras: «Queridos hermanos y hermanas, con profundo pesar debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente a favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo como verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino».
El Papa había dado a conocer que quería ser enterrado en la Basílica romana de Santa María la Mayor y no en la Basílica de San Pedro.
Asimismo, dio a conocer las nuevas reglas para los funerales de todos los Papas. Entre las innovaciones introducidas están la certificación de la muerte ya no en la habitación del difunto sino en la capilla, la deposición inmediata en el interior del ataúd, la exposición del cuerpo del Papa ya dentro del ataúd abierto para la veneración de los fieles, la eliminación de los tradicionales tres ataúdes de ciprés, plomo y roble.
Otra novedad introducida por Francisco están las indicaciones necesarias para una posible inhumación en lugar distinto de la Basílica Vaticana así como la simplificación de los títulos pontificios.
La primera estación “en casa del difunto” incluye las novedades de la confirmación de la muerte en su capilla privada, en lugar de en la habitación, y la colocación del cuerpo en el ataúd individual de madera y en el ataúd interno de zinc, antes de ser trasladado a la Basílica (se ha eliminado el primer traslado al Palacio Apostólico).
La segunda estación “en la Basílica Vaticana” contempla un único traslado a San Pedro, el cierre del féretro y la misa funeral. En la Basílica Vaticana, el cuerpo del Papa fallecido se exhibe directamente en el ataúd y “ya no sobre un féretro alto”. Finalmente, la tercera estación “en el lugar de la sepultura” incluye el traslado del féretro al sepulcro y el entierro.
Las nuevas normas, que imaginan una situación en la que el Papa fallece en el Vaticano, establecen, en primer lugar, que «tras el fallecimiento del Romano Pontífice, el Director de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano», el profesor Andrea Arcangeli, «prepara el informe sobre el examen del cuerpo, la confirmación de su fallecimiento y la causa que lo provocó.
Posteriormente se dispone todo lo necesario para la perfecta conservación del cuerpo, de modo que su exhibición se realice con el máximo decoro y respeto.
Asimismo, el cadáver del Pontífice difunto “es luego revestido con la sotana blanca y trasladado a la capilla privada”. Para certificar el fallecimiento y disponer el cuerpo en el ataúd, acuden a la capilla el cardenal camarlengo, Kevin Farrel, el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Diego Revelli, así como los posibles familiares del Pontífice y el director del Departamento de Salud e Higiene del Vaticano, profesor Arcangeli.