Redacción.- “La lucha contra las enfermedades no transmisibles debe ser parte integral de la respuesta al COVID-19 en América Latina”, dijo este martes la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en una conferencia de prensa virtual para actualizar la situación de la pandemia del coronavirus en el continente americano. “Nunca habíamos visto una relación tan nefasta entre una enfermedad infecciosa y los padecimientos crónicos”, afirma la titular de la agencia que vela por la salud en el continente americano, quien considera que aún no es el momento de flexibilizar las restricciones en la mayor parte de las naciones de América, toda vez que el epicentro de la pandemia de COVID-19 se ha trasladado a América Latina, región que sobrepasa a Europa y Estados Unidos en el número diario de infecciones de coronavirus reportadas.
La doctora Carissa Etienne destacó el impacto desproporcionado de ese virus en personas que sufren enfermedades crónicas como hipertensión, padecimientos cardiovasculares, diabetes, cáncer, asma y otros males respiratorios, además de obesidad.
“Nunca habíamos visto una relación tan nefasta entre una enfermedad infecciosa y las enfermedades no transmisibles“, señaló, manifestando una gran preocupación dada la alta incidencia de esos padecimientos en la región.
Etienne recordó que los estudios en China revelaron que más del 28% de los pacientes con cáncer que contrajeron COVID-19 murieron, comparado con el 2% del total de pacientes. “En América Latina y el Caribe hay 1,2 millones de personas con cáncer”, apuntó.
En cuanto a la diabetes, precisó que las investigaciones indican que quienes la sufren duplican la posibilidad de desarrollar una enfermedad grave o morir. En América hay 62 millones de personas con diabetes.
“Una de cada cuatro personas en el continente corre un mayor riesgo de tener un mal resultado del COVID-19 debido a las enfermedades crónicas subyacentes“, subrayó y agregó que la pandemia ha interrumpido la rutina de los servicios sanitarios con los que cuentan los pacientes de enfermedades crónicas para controlar el padecimiento.
A esto se suma que los cierres de actividades han dislocado las cadenas de suministro y distribución de medicamentos y productos de salud en algunos países, agudizando así el peligro que corren esos pacientes.
“Esta situación puede provocar enfermedades graves o muertes a causa de males que sabemos cómo tratar. Este desafío debe ser abordado agresivamente por los sistemas sanitarios. De no hacerse así, enfrentaremos una epidemia paralela de muertes prevenibles de las personas con enfermedades crónicas”, advirtió.
En este sentido, urgió a los países a no descuidar el tratamiento de enfermedades crónicas, recalcando que antes de la pandemia de COVID-19, el 81% de las muertes en la región se debían a esos padecimientos y que el 39% de las defunciones se consideraban prematuras.
La directora de la OPS añadió que la pesada carga de las enfermedades no transmisibles unida a la pandemia de COVID-19 ha puesto a prueba la resiliencia de los sistemas de salud.