Redacción.- El Líbano padece una crisis económica que se profundiza. El país africano permanece sin gobierno desde hace dos meses. Las manifestaciones se mantienen y cada vez más se dirigen contra los bancos y las instituciones estatales acusadas de conducir al país hacia el colapso. El descontento ha sido impulsado por una crisis económica agobiante, la más fuerte desde la guerra civil del Líbano, que tuvo lugar entre 1975 y 1990. Muchos libaneses han perdido sus empleos o han visto reducidos sus salarios a la mitad en los últimos meses.
Los libaneses bloquearon las principales carreteras del país, desde Beirut, la capital, hasta Trípoli, en el norte de la nación y Nabatieh, en el sur. Cientos de personas han vuelto este martes a las calles para protestar y han bloqueado las principales carreteras en el Líbano para exigir una solución a la crisis económica y a la parálisis política tras unas semanas de parón por los fiestas navideñas.
Para empeorar las cosas, una crisis de liquidez ha empujado a los bancos libaneses a limitar los retiros y transferencias de dólares desde septiembre de 2019.
Esta situación ha obligado a los depositantes a negociar la caída de la libra libanesa, que ha perdido cerca de dos tercios de su valor en el mercado negro frente al dólar por primera vez desde que se fijó en 1.500 por dólar en 1997.
Una ola de protestas estalló en octubre pasado contra una élite gobernante acusada de conducir al Líbano hacia su peor crisis económica desde la guerra civil de 1975-1990.
Desde que Saad al-Hariri renunció al cargo de primer ministro a finales de octubre, los políticos no se han puesto de acuerdo sobre un nuevo gobierno o un plan de rescate. La libra libanesa se ha debilitado en el mercado paralelo, la crisis de las divisas ha hecho subir los precios y la confianza en el sistema bancario se ha resentido.