Redacción.- Dos muertes violentas en Yucatán en las que se sospecha o se acusa directamente a policías municipales de Tizimín y de Chacsinkín.
En el primer caso, ocurrido aproximadamente hace 20 días en Tizimín, falleció golpeado y asfixiado, el tizimileño José Alberto Acosta Caamal, cuya muerte violenta se pretendió ocultar.
El presidente municipal de Tizimín, Mario Alberto González González, presionó a familiares que denunciaron a los policías, para que desmintieran la información publicada por el portal Presidio, que fue el primero en dar a conocer dicho crimen.
Acosta Caamal era fotógrafo de profesión y fue sacado a la fuerza y privado de la vida por agentes municipales cuando lo detuvieron en el interior de una propiedad privada y los hechos quedaron registrados en vídeo, ha señalado Presidio.
Ahora se sabe que el tizimileño falleció por asfixia mecánica por compresión torácica abdominal, según arrojó la necropsia que inicialmente fue negada a la familia, y a los medios de comunicación por la Fiscalía General del Estado, cuyo portavoz no atiende las llamadas.
La muerte de Acosta Caamal permanece impune.
El segundo caso se trata de un supuesto suicidio de un hombre hallado en montes de Chacsinkín, colgado con su cinturón.
Sin embargo, ahora se sabe que en realidad fue asesinado.
Se trata de Ronald Richmont Díaz, de 46 años de edad, cuyos familiares también señalan a policías municipales como autores de su brutal muerte, ya que según el médico forense Wilberth Pantoja Avila – el cadáver presenta golpes internos y externos, fracturas, escoriaciones, pero ninguna evidencia de que murió de asfixia por ahorcamiento, como fue reportado oficialmente.