Redacción / Didier Madera.- A pesar de los efectos del frente frío número 14, Kukulcán se presentó ayer en Mayapán, la última capital maya, para marcar el solsticio de invierno, sin embargo, su descenso por La Pirámide pasó por desapercibida, debido a la falta de promoción.
El sistema frontal provocó que Yucatán estuviera nublado durante toda la noche del lunes 20 y parte de la mañana de ayer, por lo que el cielo vespertino estuvo despejado, en su gran mayoría, pues sólo por breves momentos el Sol se ocultaba.
Pero aún así, el fenómeno arqueoastronómico se registró en todo su esplendor, aunque sin auditorio, y los pocos turistas que acudieron ignoraban el acontecimiento.
La Serpiente Emplumada reptó por la balaustrada Poniente al formar ocho triángulos de luz, la cual fue filtrada a través de los basamentos del costado norte de la Pirámide, tal como lo hace en cada solsticio de invierno, al menos en los últimos cinco siglos.
A pesar de su destrucción, efectuada en 1441, en el Katún 8 ahau, la ciudad precolombina se mantiene firme, y recientes estudios demuestran que tuvo un notable avance en economía, astronomía, cronología, arquitectura, y arqueoastronomía.
A partir de las 14 horas se observó el descenso de Kukulcán, el héroe deificado de los mayas, en la alfarda norte de El Castillo de Mayapán, en la cual, se observan los ocho triángulos de luz, que forman su cuerpo de la “serpiente emplumada”.
El cuerpo serpentino creado con luz y sombra remata donde hubo una cabeza Kukulkán hecha de estuco modelado, motivo por el cual no perduró.
Este edificio de la última capital de los mayas, tiene 18,5 metros de altura, la cual está prácticamente orientada al norte magnético. Cuenta con nueve basamentos y cuatro escalinatas dirigidas a cada uno de los puntos cardinales.
Al menos la escalinata norte tiene 65 peldaños, que es la única que se conserva ya que las tres restantes están derruidas.
Por ende, si todas las escalinatas tuvieran el mismo número de peldaños, representaría el número de días que contiene el Tzolkin, el calendario sagrado de los mayas, que es de 260.
Esta ciudad precolombina fue el centro más importante de los mayas, en el período previo a la llegada de los conquistadores, específicamente de 1250 a 1450 de Nuestra Era, por lo que es frecuentemente mencionada en la literatura maya, y en los primeros escritos españoles, tal el caso de los Chilam Balam.
Los itzáes abandonaron Chichén Itzá para después fundar Mayapán, de ahí que el estilo arquitectónico sea similar.
Es considerada como la última capital maya, en la cual se asentó un gobierno que ejerció dominio sobre las provincias de la parte noreste y norte de la Península, con el evidente propósito de recuperar la grandeza que en el pasado tuvo Chichén Itzá.
Toponímicamente, Mayapán significa “Pendón de los mayas”, tiene una extensión de cuatro kilómetros cuadrados, aproximadamente, y cuenta con al menos cuatro mil estructuras, tanto administrativas, cívicas y religiosas. Se cree que la urbe tuvo una población de doce mil habitantes.
Asimismo, cuenta con al menos cuarenta cenotes y grutas en el interior de la muralla, además posee doce entradas, cada una de ellas con una característica peculiar, y en cada una de ellas, hay al menos un cuerpo de agua.
La parte central de Mayapán es la más estudiada, y la que se laborado en estas cuatro temporadas, e incluso, Fray Diego de Landa, en Relación de las Cosas de Yucatán, describe el Castillo de Kukulcán así como al “Templo Redondo”.
Éste último edificio no puede ser considerado como Observatorio debido a que carece de ventanas en la bóveda, además que no es “Caracol”, ya que carece de la escalinata que le da su nombre, aunque si cuenta con cuatro entradas, cada una de ellas, dirigidas a un punto cardinal.
Posteriormente, John L. Stephens encuentra semiderruido El Templo Redondo y dice que sólo poseía una puerta, pero el tiempo le dio la razón a Landa.
E incluso, mientras se registraba el descenso de Kukulcán, Kin, Dios del Sol, también participó y proyectó un halo de luz que se filtró por dos de las cuatro puertas, hasta proyectarse a un costado de las otras dos.
Precisión
En la Península de Yucatán, el solsticio de invierno ocurrió ayer, a las 10:00 horas, por lo que el Sol tuvo su máxima declinación al Sur, donde “permanece estancado” durante tres días.
El Sol estaba en Sagitario, salió a las 6:30 horas y se ocultó a las 17:22 horas, por lo que fue la noche más larga del año, con 13 horas con 12 minutos, y por ende el día más corto, con 10 horas y 48 minutos.
El suceso empezó a las dos de la tarde, para concluir a las 17:30 horas, aproximadamente, y entre las peculiaridades destaca que el último triángulo en formarse es el primero en desaparecer.
Mientras que Mayapán se observa el descenso de Kukulcán con el solsticio de invierno, una vez al año, en Chichén se observa dos veces, en los equinoccios, tanto de primavera como de otoño.
Hace poco más de diez años, Luis E. Arochi describió por vez primera este acontecimiento, pero fue hasta 1998 cuando estuvo totalmente restaurada la pirámide.