Redacción.- A partir de este año, en Yucatán, la camaronicultura empieza a volverse en una actividad redituable. Trabajar con dos especies nativas logró reducir en 40 por ciento el consumo de alimento balanceado, el cual es sustituido con algas, reveló el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Manuel Valenzuela Jiménez.
Asimismo, para evitar la contaminación y la propagación de enfermedades se emplean nuevos sistemas para el manejo del agua así como de especies compartidas, tal el caso de la lisa, la cual consume los desechos que genera el camarón.
Destacó la necesidad de conservar la costumbre del consumo de los autóctonos crustáceos decápodos, pues aunque son de pequeña talla se activa la actividad pesquera local y de evita la introducción de especies ajenas que puedan alterar el ecosistema.
Resaltó los logros obtenidos con cuatro especies de camarones, de los cuales, dos son nativos de las costas de la Península de Yucatán, el rosado (Farfantepenaeus duorarum), que se desarrolla en Campeche, y el rojo del Caribe (F. brasliensis), en aguas de Quintana Roo.
Aunque también laboran con el camarón blanco del Golfo de México (Litopenaeus setiferus) y el blanco del Pacífico (L. vannamei), éste último es el más comercializado y consumido, además que es de gran tamaño, así como el más domesticado a la vez que es el más propenso a enfermedades y la mayor parte de su dieta es alimento balanceado.
Comentó que los recientes estudios demuestran que el camarón rojo y rosado tienen diversas ventajas para competir con la especie del Océano Pacífico, en primer lugar, es de mayor agrado y accesibilidad para los consumidores de la Península.
En los estanques circulares se obtienen cerca de 200 camarones por metro cuadrado, por lo que “un comensal no podrá comer uno grande, pero podrá degustar a varios de ellos, dado que son de talla mediana”.
El encargado del Área de Engorda del Programa de Camarón de la UNAM mencionó que la especie del Pacífico consume abundante alimento balanceado, lo que representa una fuerte derrama económica para el empresario.
Remarcó que en la Unidad Académica Sisal de la Universidad ya se logró que ambas especies nativas consuman menos alimento balanceado, sin afectar la producción así como su reproducción.
“Ya se redujo en 40 por ciento el consumo de este tipo de alimento, y aumentó su dieta de algas así como de microalgas”, subrayó.
Comúnmente, cuando se trabaja con camarón, los desechos se tiran al mar y el agua que se vierte tiene un exceso de nitrógeno y es notable la ausencia de oxígeno, por lo que se contamina el lugar, al mismo tiempo que se puede propagar enfermedades, y afectar a las especies del ecosistema marino.
Para ello, se trabaja con el sistema de alternativa de cultivo, y en un mismo estanque hay diversas especies, tal el caso de la lisa, la cual consumo todas las sustancias disueltas en el agua.
Al mismo tiempo, se labora con el sistema de no recambiar el agua, pues los estanques tienen un sistema dinámico de reciclaje, por lo que de esta manera se protege el medio ambiente.
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