Alrededor de la 1:30 de la madrugada los vecinos de la calle 63 y 38 se quedaron sin electricidad. Los ventiladores, los aires acondicionados se apagaron y el calor agobiante de éstos días que asfixia a Mérida los obligó a levantarse de sus lechos al percatarse que el fluido eléctrico no regresaba tras una hora.
Iba a ser una noche muy larga. Amaneció y no había electricidad. Por lo que a las 7 de la mañana decidieron cerrar la calle con concuerdas, pancartas y algunos objetos que colocaron sobre el asfalto.
La calle permanecería cerrada por varias horas a pesar del caos en la zona debido a que es una calle muy transitada. La vialidad se abrió alrededor de las 11 horas luego que acudió la policía estatal y los policías platicaron con los inconformes convenciéndolos de que permitieran la circulación.
Sin embargo, el servicio de electricidad tardaría por lo menos 8 horas para ser restablecido por los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad.
Cabe señalar que la mayoría de los vecinos del rumbo son de la tercera edad.
Comentan que además de los apagones frecuentes en su calle hay contantes altibajos de corriente que han dañado sus electrodomésticos. Esta situación ocurre en numerosas zonas de la ciudad de Mérida. Por no mencionar a otras poblaciones del Estado, afectadas permanentemente por los cortes de electricidad y altibajos en el servicio eléctrico.
El problema, además, se traduce en afectaciones como la pérdida de alimentos y otros perjuicios en la salud de los habitantes de la zona.