Eduardo Lliteras Sentíes .- El día 12 de junio se llevó a cabo una audiencia en el Tribunal Unitario Agrario 34, entre el ejido de Chablekal y la Unión de Pobladores y Pobladoras de Chablekal, como parte del juicio agrario con el expediente TUA-341776-2014, en el que de nueva cuenta se enfrentaron habitantes y ejidatarios por el destino de lo que queda de selva baja en dicha población en aproximadamente 400 hectáreas ubicadas en el norte de Mérida en la ex hacienda de Misnebalam. Se trata de visiones del mundo encontradas entre ejidatarios y habitantes de Chablekal: hablamos de personas que están emparentadas, son familiares, pero que están divididas sobre el destino de su pueblo y de lo que queda de los ecosistemas que están siendo arrasados por la voracidad sin freno de la expansión urbana que aflige a la capital yucateca. En Misnebalam se refugia fauna que está desapareciendo de Yucatán pero también hay vestigios arqueológicos mayas y sobre todo, la posibilidad de impulsar el desarrollo ecoturístico, en lugar de la construcción de mega fraccionamientos y desarrollos inmobiliarios tan en boga en Yucatán.
En los últimos 9 años, el ejido y sus asambleas, han debido enfrentar la resistencia de mujeres y hombres que rechazan que se venda el último reducto de selva que sobrevive en Chablekal y que es un pulmón en el norte de Mérida, ciudad cada día más asfixiada por el avance de la mancha urbana. Se trata de 360 personas, habitantes de Chablekal, que se reconocen como mayas, y que obtuvieron medidas cautelares a pesar de no ser ejidatarios, para evitar que el “monte de Misnebalam” sea vendido, fraccionado, lotificado por los ejidatarios. Sin embargo, los ejidatarios, que rechazan “la interferencia” de sus familiares, amigos y habitantes de Chablekal, insisten en que dicho monte sea vendido a toda costa. Han realizado asambleas, violando las medidas cautelares decretadas por el Tribunal Unitario Agrario 34 con sede en Mérida, Yucatán.
Según explicaron a Infolliteras.com, el ejido, “motivado por una desenfrenada prisa por entregar el monte de Misnebalam de manera absoluta a conocidos intermediarios dedicados a la compra venta de tierras en Yucatán, movilizó a ejidatarios y ejidatarias a quienes nosotros consideramos sin calidad moral para reprocharnos el habernos posesionado de un monte que ellos quieren parcelar y destruir, montes que originalmente le pertenece al pueblo antes que al ejido”.
Los habitantes exigen poder decidir en el destino del pueblo: no es posible que únicamente unas cuantas personas estén decidiendo, y que no les interese conservar, cuidar los ecosistemas que quedan para las futuras generaciones. Han vendido ya prácticamente todo el ejido y el dinero se lo han acabado y ahora quieren seguir hasta que no quede un árbol, nos comentan. Además, de las decisiones, por autoritarismo y machismo, se excluye a las contadas mujeres ejidatarias, y a las mujeres
Lo peor, es que los ejidatarios se han dedicado sistemáticamente a vender las tierras a intermediarios y desarrolladores -plenamente identificados con nombres y apellidos- con lo que los montes de Misnebalam se convierten auténticamente en el último baluarte de selva, donde habitan numerosas especies que están desapareciendo de la geografía yucateca por el modelo de desarrollo urbano e industrial.
“Aunque lo hemos dicho incontables veces se los volvemos a decir, los montes pertenecen a todo el pueblo maya de Chablekal, que es muchísimo más antiguo que el ejido revolucionario. Antes siquiera de que existiera México, nuestro pueblo ya estaba asentado en el lugar que hoy sigue ocupando”, puntualizan las y los habitantes entrevistados, quienes insisten en que antes del ejido, de la Revolución y sus reformas ejidales, el pueblo ya existía. Por lo que exigen derecho a decidir sobre el destino del monte de Misnebalam.
Señalaron, durante la entrevista en Chablekal, que “los presentes ejidatarios, mayores algunos y otros jóvenes, han tenido mucha responsabilidad en la entrega casi absoluta de las tierras del pueblo. De las miles de hectáreas con que contaba el pueblo de Chablekal entre sus ejidos ahora se reducen apenas a unos cientos de hectáreas ¿Qué ha pasado con esos montes? ¿Quiénes los han vendido y han sido cómplices en la destrucción de los montes del pueblo? Quizá este comisariado ejidal y los anteriores puedan darnos las respuestas”.
Asimismo, nos explicaron que estos ejidatarios y ejidatarias nos gritaban e insultaban coreando “fuera, fuera” y acusando de “ladrones de tierras” y muchas cosas más durante la sesión en el Tribunal Unitario Agrario el que en fecha aún por definirse deberá celebrar otra sesión para dirimir el diferendo entre ejidatarios y habitantes, en el que no ha faltado la corrupción cómplice de la Procuraduría Agraria, la que se ha pasado por el arco del triunfo las medidas cautelares dictadas por el Tribunal Unitario Agrario 34.
Asimismo, nos señalaron que “el actual comisario ejidal declaró a la prensa que el Equipo Indignación nos usa para apoderarse de las tierras. Por ello queremos decirle al comisario actual que con estos dichos no solo no comprende la exigencia del pueblo maya de Chablekal de defender y conservar su territorio sino también evidencia su racismo al pensar que tiene que venir gente de fuera a azuzar o alborotar. El comisario ejidal sabe quiénes somos los que integramos la Unión, mayas del pueblo Chablekal”.
Por último, a través de un comunicado, cuestionaron lo siguiente: “Los integrantes de la Unión estamos siempre dispuestos a responder cualquier duda o cuestionamiento de nuestro actuar ¿Está en la misma disposición el comisario? ¿Será capaz de responder cuánto es que ya le pagó conocido operador de compra venta de tierras de apellido libanés para entregar el monte de Misenbalam? ¿Podrán responder quienes se han encargado de parcelar, vender y destruir los montes que le pertenecen al pueblo de Chablekal?”.
“Los integrantes de la Unión que participamos en la audiencia estamos listos para responder cuando se nos pregunte cualquier situación que tenga que ver con nuestra lucha. La Unión también tiene la frente en alto para caminar en nuestro pueblo y con total firmeza decirles a ustedes que lo que están haciendo está afectando a todo un pueblo, no es una cuestión de un puñado de ejidatarios. Por eso nunca bajaremos la guardia en esta lucha, y esperemos que para la próxima tengan pruebas de lo que digan o de lo contrario estarán cayendo en una de tantas falsedades huecas y bajas de ustedes que dicen representar al ejido”.
En las decisiones que tomen los magistrados del Tribunal Unitario Agrario, así como otras autoridades que pudieran decidir involucrarse, pende el destino del pueblo de Chablekal, de las futuras generaciones, del medio ambiente y ecosistemas, de los animales y árboles que silenciosos y temerosos, observan el crecimiento urbano que los tiene sitiados.