La unción de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo como candidata, nadie puede decir que fue una sorpresa. Ya se sabía que gozaba de todas las simpatías, y apoyos desde lo más alto, y resultó como se esperaba: fue elegida como la candidata a la presidencia de Morena, aunque le llamen coordinadora y demás invenciones para intentar tapar el sol con un dedo. Lo sorprendente hubiera sido que no quedara como la candidata. Y tampoco sorprende que Marcelo Ebrard haya quedado, según los datos oficiales y los tejemanejes (“encuestas”) de los dirigentes del partido guinda, en segundo lugar. Lo que sí sorprende es el trato -aunque quizá no debería ser así- que le propinaron a la senadora morenista Malú Micher, al impedirle entrar por la fuerza y con policías de por medio. Indigno, por lo menos, anti democrático, también. Muy priista, como dijo el mismo Marcelo, sin lugar a dudas.
En la mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó a Marcelo “amigo” y dijo que no hay que adelantar vísperas respecto a la hipotética salida del ex canciller de Morena. Para algunos, Marcelo ya tiene una pierna y media fuera. Se sabe que los próximos días, antes del lunes, serán trascendentales para la definición del rumbo político de Marcelo.
Algunos dicen que ha sostenido, al menos, tres encuentros con el líder de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, en los últimos meses.
La posibilidad de verlo en la boleta presidencial por dicho partido, ciertamente no es descabellada, pero del plato a la boca, se cae la sopa, bien dice el dicho. Por lo pronto, se espera que Marcelo reciba la llamada de Claudia y de todo el equipo que operó su elección -encabezado por Mario Delgado a quien se vio escoltado por el senador panista por Yucatán hoy morenista, Raúl Paz, y el también senador morenista y operador en el sureste, Ovidio Peralta, en el World Trade Center-.
“Vamos a suponer que (Marcelo) diga soy libre y puedo ser candidato independiente”, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien insistió en que el ex canciller donde tiene mayor arrastre electoral es entre el electorado de clase media por lo que el golpe sería para el Frente (el PRIANPRD) y no para Morena. Así lo dijo el presidente entre risas advirtiendo que la política no es para cualquiera, no es un oficio para improvisados. Para chamaquitos, imberbes.
De tal manera, como dice el presidente, no hay que comer ansias, y esperar, esperar a que Marcelo haga el anuncio formal de cuál será el destino político que se trazará para el futuro y qué hará con el indudable capital político que tiene en sus manos.
Dicho capital político podría ser fundamental, si decide jugársela por la libre o con Movimiento Ciudadano, en la conformación de la legislatura federal en el próximo sexenio y por lo tanto de las reformas que se podrían llevar a cabo desde Morena. Es decir, los marcelistas podrían conformarse en la tercera fuerza política y ser la fuerza indispensable para llevar a cabo reformas que en el presente sexenio se quedaron en el tintero, incluidas las constitucionales. Claro, soñando, queda bastante claro que lanzarse solo sería mucho más complicado ya que se requiere la estructura política de un partido para afrontar el reto mayúsculo de una elección presidencial. Allí está Movimiento Ciudadano, el que tiene una estructura discreta en algunos Estados y fuerte en otros como Jalisco, donde faltaría ver de qué lado jugaría el gobernador Enrique Alfaro, a quien por cierto se le vió muy contento junto al presidente en el primer viaje del tren maya de días recientes. Faltaría ver qué hace, también, un gobernador como Samuel García de Nuevo León y cómo sería el reparto de candidaturas entre Marcelo y su gente y Dante y sus alfiles, entre los que se cuenta a la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, quien por cierto, hasta ahora no ha dicho ni pío sobre dicha posibilidad. Lo que queda claro, es que Marcelo podría arrancarles un buen puñado de votos tanto a Morena como a los prianistas del Frente. La moneda está en el aire. Falta ver si cruza el Rubicón. O se queda con sus legiones en el territorio de Morena.
Cajón de Sastre:
El periodista español Pablo González lleva más de año y medio preso en Polonia acusado sin pruebas de ser un espía ruso. En la ejemplar Europa -es ironía, por supuesto- se encarcela a periodistas sin pruebas y se les castiga por revelar informaciones incómodas para el imperialismo. Allí sigue languideciendo en un cárcel de máxima seguridad en Reino Unido, Julian Assange. Y a pesar del movimiento a favor de su liberación, el gobierno estadounidense sigue jalando la correa al gobierno británico para que no lo suelte y se lo entregue para encarcelarlo el resto de su vida por haber mostrado al mundo algunos de los crímes de guerra cometidos por su ejército en Irak y Afganistán. Entre otras informaciones secretas que Washington pretendía mantener ocultas a los ojos de los ciudadanos de su país y del mundo.