El presidente ruso, Vladimir Putin, realiza una gira internacional que inquieta a las potencias occidentales. Hizo escala primero en Corea del Norte y después en Vietnam y fiirmó acuerdos militares y alianzas económicas. En el caso de Corea del Norte, Vladímir Putin firmó con su homólogo, Kim Jong-un, el Tratado de Asociación Estratégica Integral, que prevé, entre otras cosas, “la asistencia mutua en caso de agresión contra una de las partes del acuerdo”. Asimismo, Vladimir Putin y el presidente de Vietnam, To Lam, acaban de adoptar una declaración sobre la profundización de su asociación estratégica y firmaron más de 10 documentos que amplían su cooperación.
De hecho, desde la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) surgieron las primeras voces preocupadas: El nuevo pacto defensivo de Rusia con la República Popular Democrática de Corea (RPDC) subraya la importancia de que Occidente presente un frente unido, afirmó el miércoles el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, durante una rueda de prensa en Ottawa, Canadá.
“Necesitamos ser conscientes de que los poderes autoritarios se están alineando cada vez más. Se están apoyando mutuamente de una manera que no hemos visto antes”, agregó el alto cargo.
En el mismo sentido, expresó su preocupación de que Pionyang supuestamente proporcionó “una enorme cantidad de municiones” a Rusia, mientras afirma que China e Irán también habrían prestado ayuda militar a Moscú.
La creciente cercanía entre Rusia y otras naciones asiáticas significa que es aún más importante que la OTAN trabaje con aliados en Asia-Pacífico, señaló Stoltenberg, añadiendo que por eso los líderes de Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur han sido invitados a la cumbre de la Alianza Atlántica en Washington (EE.UU.) prevista para el próximo mes.