Comunicado Tlachinollan.- Las reticencias del ejército mexicano prevalecen sobre el derecho a la verdad que tienen las familias. Han pasado 10 años ocultando documentos que podrían llevar al paradero de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Desde el inicio negaron haber participado en la agresión a los normalistas y no dejaron que las madres y padres buscaran a sus hijos en sus cuarteles. Los generales no dejaron que sus militares fueran investigados hasta estos días, y aunque algunos están tras las rejas hay probabilidades de que salgan libres. Algunos han conseguido cambiar su medida cautelar a prisión domiciliaria. El mismo presidente Andrés Manuel López Obrador los defiende como un poder impoluto, lejos de proteger a las familias que llevan una década con el dolor y la angustia.
Las madres y padres, desde la primera búsqueda que realizaron para encontrar a sus hijos en Iguala señalaron a los militares. Recogieron testimonios de algunas personas que narraban cómo habían trasladado a los estudiantes a las instalaciones del ejército. A 10 años de la desaparición de sus hijos, este viernes 21 de septiembre del 2024 acudieron al 27 batallón de infantería en Iguala para realizar un mitin y exigirles que entreguen los 800 folios. Las puertas estaban cerradas con ese hermetismo que los caracteriza, ocultando la verdad. A la llegada de las familias y normalistas se escuchaba un llamado irónico de cordura tras los muros verdes.
Sin embargo, las familias se formaron en abanico con sus lonas del rostro de sus hijos, dando la espalda a los militares. En cada consigna levantaban el puño y con sus gritos opacaron a los elementos castrenses. La rabia sólo era contenida por la esperanza de encontrarlos. El recuerdo de esa noche infame en que sus hijos corrían desesperados por las calles mientras eran agredidos, les cala el corazón. Quieren apretar los dientes, pero la voz tiene que elevarse para sacar a la luz la verdad.
Son 10 años de angustia sin que los altos mandos que estuvieron involucrados digan la verdad. Se sostienen en la mentira. En agosto del 2022 el presidente de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia (Covaj), Alejandro Encinas, presentó un informe sobre los avances del caso donde confirmó la participación de militares en la desaparición de los estudiantes. A pesar de las pruebas de la Covaj y del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), el presidente Andrés Manuel López Obrador defiende al ejército, asegurando que no tuvieron nada que ver.
“Un hombre despreciable, un secretario de la defensa. Quién de los mexicanos podría estar orgulloso de un tipo como Salvador Cienfuegos cuando dijo que sus soldaditos no participaron y que no sabían absolutamente nada. Pero el GIEI hizo una investigación independiente que demostró lo contrario. Para mí es una vergüenza de la nación. Aquí se cometen las principales desapariciones de personas orquestadas por estas instituciones y respaldadas por la máxima autoridad a nivel nacional”, denunció don Emiliano.
Como lo ha mencionado este señor [Andrés Manuel López Obrador], su único sueño era ser presidente, y que le agradezca al anterior gobierno de desaparecer a nuestros hijos para que votaran por él y pudiera lograr su sueño. Se comprometió a esclarecer nuestro caso. Tenía tanta buena voluntad, hasta empalagaba, pero la voluntad se tiene que transformar en hechos reales, cosa que nunca hizo. Quiere que le aplaudamos porque metió a la cárcel a Murillo Karam un ratito. Da coraje saber que en nuestro país estas instituciones gubernamentales en lugar de ayudar a esclarecer un caso, son las principales obstaculizadoras, tanto este 27 batallón, como el Palacio de Justicia. Todas las bases del gobierno estatal y federal que están asentados aquí en Iguala fueron cómplices ese día y días después de orquestar la verdad histórica.
“Sabemos que fue el Estado, fue el gobierno estatal y el federal que formaron parte de la desaparición de nuestros hijos. Estamos, como hemos estado en varias ocasiones, en esta instalación que ha sido parte fundamental y que no ha querido entregar información, que siempre negó saber de ese día [26 y 27 de septiembre de 2014]”, señaló don Emiliano lleno de hartazgo por la indolencia castrense.
El padre de familia finalizó con que “no vamos a rendirnos. Seguiremos luchando por encontrar verdad y justicia porque son nuestros hijos, es nuestra sangre. Duele, lastima, no puedes vivir pensando en que mañana sea un día diferente. Eso no es vida y no vamos a permitir que siga así, no vamos a retroceder porque no les vamos a dar el gusto a estos gobiernos de retirarnos sin tener verdad y justicia. No vendrá la justicia de ellos, la tenemos que exigir, seguiremos lidiando con el nuevo gobierno que viene, nuestra postura es la misma, que el ejército nos entregue los 800 folios para poder encontrar a nuestros hijos, para saber la verdad y para que llegue la tan anhelada justicia”.