Eduardo Lliteras Sentíes.- Ayer no hubo comunicado sobre la salud del Papa pero hoy se informa, desde el Vaticano, que sigue en recuperación: “Las condiciones clínicas del Santo Padre se han mantenido estables en los últimos días y, en consecuencia, demuestran una buena respuesta al tratamiento. Por lo tanto, se observa una ligera y gradual mejoría”.
“El Santo Padre siempre ha permanecido afebril. Los intercambios de gases han mejorado; Las pruebas hematoquímicas y hemocrocitométricas se confirman como estables. Para poder registrar estas primeras mejoras en los próximos días, los médicos mantienen prudentemente el pronóstico en secreto”, añade el comunicado oficial.
Mientras tanto, en el Vaticano, trasciende que existe una enorme angustia entre los empleados comunes y corrientes por la salud del Papa y lo que pudiera suceder en los próximos días.
También, se han alzado voces condenando a algunos obispos, cardenales y sacerdotes que expresan indiferencia y vulgaridad por los demasiados chismes y excesivo ambiente de precónclave.
Asimismo, circulan informaciones de que hay gente que vende información, falsa pero verosímil, que se utiliza de forma inescrupulosa, por medios de comunicación y figuras políticas, en torno a la salud de Bergoglio.
Por ejemplo, se menciona el mensaje conspirativo, que circula persistentemente en Tik Tok, según el cual el Papa lleva dos semanas muerto pero la verdad se mantiene oculta.
Claro, no es el único. Según análisis de expertos informáticos y de la ciberpolicía italiana existe un flujo anómalo de información en redes sociales cuyo origen parece conducir de regreso a Estados Unidos y que alimenta las especulaciones sobre el relevo en la Cátedra de San Pedro.
El fenómeno preocupa, dado que dicha campaña mediática parece lanzar ya la carrera para el próximo cónclave desde América del Norte, con el claro fin de imponer por primera vez en la historia un Pontífice estadounidense, tema hasta ahora descartado y tabú por el inmenso poder que podría significar añadir la Sede Pontificia al imperio estadounidense. Y no se diga en la presente administración ultra conservadora encabezada por Donald Trump.
Se comenta que desde el 16 de diciembre existe una base de datos editada por dos periodistas tradicionalistas de los Estados Unidos, Edward Pentin y Diane Montagna, llamada “Informe del colegio cardenalicio” que publica perfiles de todos los cardenales para ilustrar “qué posición tienen” en temas considerados por la extrema derecha en ese país, relevantes: la ordenación de las mujeres diáconos, la bendición de las parejas homosexuales, el celibato opcional para los sacerdotes, la restricción de la misa en latín, los acuerdos del Vaticano con China y la promoción de una “Iglesia sinodal”. Por no hablar del abandono de la agenda social y ambientalista del Papa Francisco, crítica del neoliberalismo y del sistema económico global así como del armamentismo y del conglomerado industrial militar.
Se afirma que éstos temas son claves para la derecha católica estadounidense, entre cuyas figuras destaca el cardenal gringo Raymond Burke, considerado el candidato preferido por el presidente Donald Trump, quien obviamente detesta a Bergoglio.
Por lo pronto, ante las especulaciones de una probable renuncia del Papa, se dice que si bien no puede delegar sus funciones como jefe de Estado, el Papa es siempre Papa, nadie puede tomarle el relevo, mientras sigue gobernando, entre una crisis respiratoria y otra, desde el lecho del hospital Gemelli de Roma. Sin embargo, a medida que pasan los días, se materializa la perspectiva de una larga hospitalización o, en todo caso, de un Papa debilitado, obligado a confiar las tareas a otros, como ya en la práctica está sucediendo también por presión de los médicos que lo atienden.
Post Scriptum:
“Francisco es un Papa que promovió una línea reformista, asestó golpes a la Curia, tuvo que enfrentarse a la oposición, concentrando las iniciativas más importantes en sí mismo”, razona Daniele Menozzi, historiador del cristianismo: “Ahora bien, en un gobierno monárquico como el de la Iglesia, siempre le corresponde a él decidir si delegar y cómo hacerlo”.
La Santa Sede se ha trasladado a Gemelli”, resume Pierluigi Consorti, canonista de la Universidad de Pisa, “el Papa puede quedarse en el hospital, en el Vaticano, en Castel Gandolfo o incluso en otro lugar”. ¿Pero cuánto tiempo podrá permanecer en el hospital? 2Incluso veinte años”, asegura Consorti: “una hospitalización en sí misma no es causa de impedimento para el gobierno de la Iglesia”.
“Wojtyla ha utilizado, por así decirlo, la enfermedad para sacralizar el comportamiento del cristiano ante la enfermedad, Bergoglio utiliza la enfermedad para desacralizar la función del Papa”. Francisco, según Menozzi, todavía no cree haber completado su tarea, en particular la transformación de la Iglesia en Iglesia sinodal. “Mientras se crea lúcido”, dice el historiador, “creo que prefiere delegar a la renuncia”.