Redacción.- En la noche de hoy falleció el tercer director del Diario de Yucatán, Carlos Rubén Menéndez Navarrete, a la edad de 88 años.
El deceso ocurrió en su domicilio particular, ubicado en ésta ciudad capital, cuyos restos mortales serán incinerados y las cenizas se depositarán en la iglesia de Cristo Resucitado.
El hoy occiso fue nieto del fundador del periódico más antiguo del Estado, Carlos R. Menéndez González, e hijo mayor del segundo director del rotativo, Abel Menéndez Romero.
El hoy finado nació en Mérida, Yucatán, el 28 de diciembre de 1931, y le sobreviven su esposa Berta Eugenia Losa Ponce, así como sus hijos Marta Eugenia, María Lorena, Carlos Ricardo y Ana Laura, así como hijos políticos y nietos.
El hoy difunto fue director dicho medio de comunicación del 3 de febrero de 1986 al 31 de mayo de 2009, y en 2008 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo, entre otros méritos.
Educado en escuelas jesuítas de La Habana, Cuba, y Kingston, Canadá, ingresó en el “Diario” en 1952 como corrector de pruebas en la sala de Redacción.
En los 15 años siguientes recorre los oficios relacionados con la publicación de un periódico: trabaja como linotipista y formador de páginas en los talleres; reportero de fuentes diversas; cronista deportivo, cultural y social; primer enca gado de la recepción de radiofotos de la United Press International y corresponsal de esta agencia de noticias; traductor de los servicios en inglés; jefe de la sección nacional e internacional; redactor encargado del cierre de la edición, editorialista y, a partir de 1961, jefe de redacción.
Sus primeros artículos, en las columna uno y dos de la página editorial, con el título de “Mapamundi”, son firmados con el seudónimo de “ABC”. Simultáneamente, en las columnas siete y ocho de la misma página, su abuelo, don Carlos, publica su columna “Hojeando periódicos”, con el seudónimo de “XYZ”.
En 1967 asume la subdirección general en tiempos de prueba para “Diario de Yucatán”. La campaña del periódico contra un fraude cuantioso al pueblo, en obras públicas con financiamiento internacional, y su relato independiente de la campaña electoral derivan en atentados; en un bloqueo económico y noticioso impuesto por los gobiernos federal, estatal y municipal, y en amenazas de represalias a los anunciantes.
El resultado cívico fue importante: el partido oficial perdió los comicios y la oposición política ganó la presidencia municipal de Mérida por primera vez desde el estallido de la revolución mexicana en 1910.