Redacción.- Una breve declaración, emitida inusualmente por la noche, anunció que el Papa Francisco había aceptado la renuncia del cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu, jefe del departamento que decide quiénes serán los santos de la Iglesia Católica Romana. Becciu fue hasta 2018 subsecretario de Estado, uno de los cargos más poderosos del Vaticano. Durante su mandato en esa oficina, el Vaticano se vio envuelto en un controvertido negocio para adquirir, con dinero de los donativos recibidos por la Santa Sede, un edificio de súper lujo en Londres.
El Vaticano no dió detalles sobre por qué el Papa Francisco aceptó la renuncia de Becciu, en un comunicado emitido el jueves por la noche. En un escueto anuncio, la Santa Sede dijo solamente que Francisco había aceptado la renuncia de Becciu como prefecto de la Congregación para las Causas de Santos y a “sus derechos como cardenal”. Pero quizás de manera más significativa, el comunicado dijo que Becciu, de 72 años, había “renunciado a los derechos asociados con ser cardenal”.
La declaración de una sola línea no dio detalles, pero el derecho más importante de los cardenales católicos romanos menores de 80 años, como Becciu, es participar en un cónclave para elegir un nuevo Papa después de que el Papa actual muera o renuncie.
La renuncia a ese derecho indica que el motivo de la renuncia de Becciu es particularmente grave.
El nombre del cardenal fue mencionado en múltiples ocasiones en el marco de una investigación, lanzada hace un año, sobre opacos montajes financieros para comprar un inmueble en el elegante barrio londinense de Chelsea.
Becciu fue hasta 2018 subsecretario de Estado, uno de los cargos más poderosos del Vaticano. Durante su mandato en esa oficina, el Vaticano se vio envuelto en un controvertido negocio en el que la Secretaría de Estado de la Santa Sede utilizó dinero de la Iglesia para comprar un edificio de lujo en Londres como “inversión” a través de una triangulación en la que participaron personajes de mala reputación de la finanza internacional.
Esa investigación condujo a la suspensión el año pasado de cinco empleados del Vaticano, la renuncia del jefe de policía del Vaticano y la salida del exjefe de la Autoridad de Información Financiera (AIF) del Vaticano.
Tras una carrera de nuncio (embajador), el prelado italiano había servido durante siete años como sustituto de la Secretaría de Estado, el equivalente a un “ministerio del Interior”, en contacto constante con el papa Benedicto XVI y después el papa Francisco.
La última vez que fueron retirados los derechos de un cardenal fue cuando el estadounidense Theodore McCarrick renunció a sus derechos y sus privilegios como cardenal en julio del 2018 en medio de un escándalo de abuso sexual. McCarrick fue subsiguientemente expulsado del sacerdocio por Francisco el año pasado por abusar sexualmente de adultos y menores.