Redacción.- Bofetada con guante blanco a la administración estadounidense y al presidente Donald Trump, quien se lanzó contra el Papa Francisco y después pretendía que el Secretario de Estado, Mike Pompeo, fuera recibido en el Vaticano.
En efecto. Francisco no recibirá la próxima semana al secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, quien se encuentra de visita a Italia.
Una regla de la diplomacia vaticana es la no intervención en procesos políticos internos y el Papa, en éste caso, se la aplicó al poderoso Mike Pompeo, ya que sería un gesto que podría interferir en la campaña electoral.
El portazo a Pompeo coincide con las fuertes críticas estadounidenses a los acuerdos entre la Santa Sede y el gobierno chino.
Cabe recordar que el Papa Francisco, ya recibió a Pompeo en octubre del año pasado, y como señalamos, no recibe a personalidades políticas durante las campañas políticas, para evitar cualquier tipo de instrumentalización de la figura pontificia y del trono de San Pedro, ante las próximas elecciones en Estados Unidos entre el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden.
Funcionarios del Vaticano defendieron su intención de renovar un acuerdo con Pekín que le da al Papa voz sobre el nombramiento de obispos chinos, luego de un llamado público muy inusual del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, para que lo abandone.
En una serie de tuits y un editorial en una revista católica conservadora de Estados Unidos publicados el sábado, Pompeo dijo que el Vaticano no debería renovar el acuerdo, que se firmó hace dos años y vence el próximo mes.
“El Vaticano pone en peligro su autoridad moral si renueva el trato”, tuiteó Pompeo.
Bueno, pues el Vaticano mantendrá su acuerdo con Pekín y no recibirá a Pompeo.
La campaña del presidente Donald Trump, que busca la reelección en noviembre, se basa en su voluntad de adoptar una línea dura con China y también cuenta con el apoyo de los cristianos conservadores que se han enfrentado con el Papa.
“Hace dos años la Santa Sede llegó a un acuerdo con el Partido Comunista de China con la esperanza de ayudar a los católicos en China”, pero mientras tanto “el abuso de los fieles solo ha empeorado”, escribió el jefe de diplomacia en Washington la semana pasada en la revista neoconservadora “First Things”.
Si se renueva el acuerdo, “el Vaticano pondría en peligro su autoridad moral”, indicó Pompeo, con la intención de que el Papa Francisco rompa ese acuerdo con el gobierno chino.