Redacción / Didier Madera.- Pese la contaminación ambiental que prevalece a causa de las cementeras y caleras establecidas en el Estado, en Yucatán se carecen de estudios sobre el daño ocasionado entre los pobladores, y lo peor de todo, se prevé la instalación de dos nuevas plantas, ambas con problemas de lavado de dinero, tal el caso de Cemento Cruz Azul y la empresa Comercio para el Desarrollo Mexicano (CDM) del Sureste.
Al respecto, el presidente del Colegio de Ingenieros Químicos de Yucatán (CIQY), Alan García Lira, aseveró que la salud de los yucatecos que viven cerca de las caleras, asfalteras, plantas de cemento y bancos de extracción de material pétreo es deplorable, debido a los componentes de las partículas que emanan de dichas empresas.
Comentó que en diversos países se han efectuado estudios sobre los daños que ocasionan en la salud de las personas, motivo por el cual se les prohíbe su instalación cerca de las poblaciones, pero en la entidad no hay estudio relacionado con ello.
Lo peor de todo, al menos dos cementeras desean ya instalarse en el Estado, específico, en Progreso, donde les han ofrecido “oportunidades” para su desarrollo, a pesar que los efectos que puedan tener los pobladores de la comisaría de Flamboyanes.
La fabricación de cemento incluye el transporte de materiales polvorientos o pulverizados desde la cantera de piedra caliza, hasta el embarque del producto terminado para envío.
Remarcó que las partículas son la causa más importante del impacto ambiental negativo, en especial, al afectar la salud de las personas, principalmente, las que viven cerca de las plantas de producción de cemento así como en las caleras, sitios de extracción de rocas, etc.
Asimismo, el problema de los hornos es que son de grandes dimensiones, por lo que requieren de una enorme cantidad de energía para conseguir temperaturas superiores a los dos mil grados centígrados, expulsando todo tipo de emisiones como partículas de polvo, gases como dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, monóxido y dióxido de carbono.
Todo ello, sin olvidar los cloruros, fluoruros, compuestos orgánicos tóxicos y metales pesados, por lo que se trata de una verdadera bomba para el medio ambiente.
“El material suspendido en el aire afectan seriamente el sistema respiratorio de las personas, lo que representan un serio peligro para la salud”, añadió.
Lo peor de todo, las partículas viajan decenas de kilómetros, por lo que el número de yucatecos afectados es mayor aún y la situación se complica dependiendo de la dirección e intensidad del viento.
“El proceso para formar el concreto se forma en tu aparato respiratorio, en tu piel o en algunos tejidos, por lo que todo lo que tenga álcalis es dañino para la salud de las personas”, acotó.
Reconoció que al mismo tiempo afecta a la flora y fauna de la región, así como el manto freático, cuyo daño es notable debido a deforesta de kilómetros cuadrados.
Aseveró que es grave el problema de contaminación por partícula que generan estas empresas de la industria de la construcción, la cual, a pesar de contar que el personal mejor preparado y tecnología de punta, siempre habrán fugas de partículas, las cuales afectarán a los pobladores.
“Por más precaución y equipo que tenga, cualquier desajuste o fuga, las partículas llegarán a las casas, y como polvo que es, inmediatamente se manifiesta en las personas como dolor de ojos y problemas respiratorios, entre otras secuelas, además que destruye pinturas y matices, así como los muebles, etc.
Enunció que son dos tipos de partículas las que más afectan, y en el caso de las caleras está el álcali o hidróxido metálico, que es una sustancia con propiedades alcalinas que al vaporizarse crea problema en la salud humana, y ejemplificó el caso de los efectos de la polegía.
Mientras que en el caso de las cementeras, está la piedra portland o mejor conocido como cemento, la cual, también provoca serios problemas.
García Lira explicó que estas partículas, mientras menos diámetro tenga mayor será la distancia que recorrerá, la cual variará de acuerdo con la velocidad del viento.
La situación se complica aún más si la empresa trabaja hasta 24 horas diarias, pues la emisión de partículas no cesará.
Recordó el caso de la calera que hace dos décadas estaba entre las colonias México y San Antonio Cinta de ésta ciudad capital, la cual quedó rodeada por casas-habitación, por lo que no tuvo otra opción más que cerrar.
Abundó que este tipo de empresas se colocan alejadas de las poblaciones, en zonas destinadas para el uso industrial pero debido al acelerado crecimiento de la mancha urbana y el tipo de viviendas, en corto tiempo “el área poblada llega hasta estas empresas”.
Enfatizó que “el empresario debe de estar consciente que cuando la mancha urbana se acerca, su ciclo de aprovechamiento llegó a su fin”. La salud de los yucatecos que viven cerca de las caleras, asfalteras, plantas de cemento y bancos de extracción de material pétreo es deplorable, debido a los componentes de las partículas que emanan de dichas empresas.
Problemas legales
En Yucatán, además de cemento Maya, se ha instalado la Planta Progreso de Cementos Fortaleza, y así como la planta de molienda de Cementos Holcim México, ubicada en Umán.
Numerosas son las quejas en contra de las cementeras Fortaleza y Holcim, por parte de los vecinos de Progreso y Umán, respectivamente.
Dadas las oportunidades que le han brindado las autoridades gubernamentales así como el clima de seguridad y el desarrollo socioeconómico del Estado, hay al menos dos empresas cementeras interesadas en instalarse en la entidad.
Como oportunamente estableció el asesor de la Asociación Maya Peninsular, Manuel Cervantes, en el caso de Cruz Azul y la de la CDM, tienen dos puntos en común, “pretenden instalarse en Yucatán, luego de ser rechazadas en otros estados, debido a que son consideradas como empresas altamente contaminantes”, así como también, sus directivos están involucrados en problemas de lavado de dinero, acotó.
Presuntamente, los cooperativistas fueron sistemáticamente defraudados por décadas por parte de Billy Álvarez y su grupo más cercano, entre ellos, los socios de Grupo Comercial Amori, Sociedad Anónima de Capital Variable, empresa titular de los derechos del predio y obra de la nueva planta de cemento en construcción en el Polígono Industrial de Progreso.
El grupo de Billy Álvarez operó su propia “estafa maestra” para auto robarse miles de toneladas de cemento y revenderlas, ya que no necesitaron un complejo sistema financiero, ni tampoco empresas fachadas pues conseguían cartas de dependencias gubernamentales o instituciones privadas donde le solicitaban la donación de centenas de toneladas de cemento para diferentes programas y apoyos sociales.
Asimismo, los socios de CDM del Sureste anunciaron su incorporación a la competencia, y aprovechando que Yucatán se convierte en un polo atractivo para la industria cementera destinarían 60 millones pesos para la instalación y operación de una planta de molienda de cemento en Progreso, para venderlo en el sureste de la República Mexicana.
Los socios de esta iniciativa privada, Ricardo Alessio Robles Cerda y Carlos Alberto Tirado Enríquez son señalados por crear empresas en paraísos fiscales, además que sus nombres aparecen en la lista de los Panamá Papers.
Ante tal situación, diversas asociaciones de alarifes se muestran extrañados del rápido ascenso de Robles Cerda, ya que primeramente fue un empleado de Cemex, quien después de denunciar a la cementera por un boicot monopólico en 2004, se volvió en un empresario que ahora pretende competir con grandes empresas.
Incluso, creó las empresas Irkon Holding, Grupo Empresarial Alternativo y Grupo Baru del Norte en México, así como fue señalado de crear empresas en el paraíso fiscal de Islas Vírgenes a través de Futurvest Limited.
De acuerdo con el plan de la empresa CDM del Sureste, el proyecto consiste en la instalación y operación de una planta de molienda de (clinker portland), con el fin de vender cemento de construcción en versión granel ensacado.
El ex empleado de Cemex pretende invertir tres millones 100 mil dólares en la construcción e instalación de la infraestructura asociada a la planta de molienda de clinker portland para la Península de Yucatán.