Redacción.- Cerca de 1.170 vuelos en tierra en el aeropuerto de Frankfurt. Más de 780 vuelos fueron cancelados en el aeropuerto de Munich. Unos 200 mil pasajeros afectados hasta ahora. Es el balance inicial de la huelga de trabajadores del transporte, los que paralizaron Alemania el lunes durante la huelga general más grande del país en tres décadas.
Se cancelaron cientos de vuelos en los principales aeropuertos de todo el país, incluidos los centros más concurridos de Fráncfort y Múnich.
La huelga dejó en tierra casi 1.170 vuelos en el aeropuerto de Frankfurt, mientras que más de 780 vuelos fueron cancelados en el aeropuerto de Munich, lo que afectó a más de 200.000 pasajeros.
A su vez los trabajadores del aeropuerto israelí Ben Gurión anunciaron que van a la huelga nacional y detendrán todos los vuelos en protesta por la reforma judicial de Benjamín Natanyaju. Israel se encuentra afectado por una ola de huelgas generales luego de que estallaron protestas masivas en contra del primer ministro Benjamin Netanyahu quien destituyó a su ministro de seguridad que había pedido que se detuviera la reforma judicial. El aeropuerto de Gurión en Tel Aviv experimentó una parálisis total, dejando varados a aproximadamente 74.000 pasajeros debido a las tensiones políticas internas en ese país. La reforma judicial daría al Parlamento israelí, la Knesset (y por tanto a los partidos en el poder), un mayor control sobre el poder judicial de Israel. Desde cómo se selecciona a los jueces hasta sobre qué leyes puede pronunciarse el Tribunal Supremo, pasando incluso por otorgar al Parlamento el poder de anular las decisiones de esta corte, los cambios supondrían la mayor remodelación del poder judicial israelí desde su fundación en 1948. El gobierno de Netanyahu pretende cambiar la composición del comité de nueve miembros que selecciona a los jueces, con el fin de dar al gobierno la mayoría de los escaños en el comité. Netanyahu y sus partidarios sostienen que el Tribunal Supremo se ha convertido en un grupo cerrado y elitista que no representa al pueblo israelí. Sostienen que el Tribunal Supremo se ha extralimitado en sus funciones, entrometiéndose en asuntos sobre los que no debería pronunciarse. Otro elemento significativo de los cambios es la llamada cláusula de anulación, que otorgaría al Parlamento israelí el poder de aprobar leyes previamente declaradas inválidas por el Tribunal, anulando esencialmente las decisiones del Tribunal Supremo.