El gobierno de Japón comenzó a liberar el jueves aguas residuales contaminadas con residuos nucleares de la averiada planta de energía nuclear de Fukushima Daiichi en el Océano Pacífico. Cientos de japoneses se reunieron en el centro de Tokio para manifestarse contra el plan de descarga. La empresa Tokyo Electric Power (TEPCO) informó este jueves que se dio inicio a la controvertida liberación de aguas residuales radiactivas: se planea liberar un total de 7.800 metros cúbicos en un período de 17 días, según dice. El 11 de marzo del 2011, a unos 130 kilómetros de la costa de Japón y a unos 32 de profundidad en el océano Pacífico se produjo el que fue bautizado como el Gran Terremoto de la Costa de Japón y que dañó de extrema gravedad a la central nuclear de Fukushima. El terremoto dio lugar a un tsunami en el que olas de hasta 15 metros de altura golpearían la costa del país nipón con un enorme tsunami y en su camino a la central nuclear de Fukushima.
La liberación al océano por parte de Japón del agua contaminada por la energía nuclear de Fukushima pone en grave peligro los derechos e intereses del medio ambiente marino y socava los intereses de seguridad y desarrollo de la industria mundial de la energía nuclear, afirmó el organismo de energía atómica de China.
La Autoridad de Energía Atómica de China (CAEA) dijo en un comunicado que la medida del gobierno japonés socava gravemente la autoridad y credibilidad de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA).
La evaluación de la OIEA del plan de descarga de agua contaminada con desechos nucleares de Fukushima se llevó a cabo a petición unilateral de Japón, que en su naturaleza es asistencia técnica y evaluación de asesoramiento, no tiene ningún efecto legal internacional y no puede darle a Japón ninguna legitimidad o justicia a su descarga de agua contaminada con desechos nucleares.
Por su parte, el gobierno chino dijo que “China se opone firmemente y condena enérgicamente esta acción. El gobierno japonés debería detener inmediatamente esta medida errónea”, afirmó la CAEA.
El accidente nuclear de Fukushima hace 12 años ya ha liberado muchos materiales radiactivos al mar. Japón no debería volver a dañar a los pueblos de los países vecinos e incluso al mundo por sus propios intereses, dice la declaración.