Eduardo Lliteras Sentíes / Roma.- Pomezia, 16 de octubre, 22:00 horas. Dos potentes explosiones rompieron la tranquilidad de la noche, aterrorizando a los vecinos. Saltaron las alarmas de los autos estacionados en las inmediaciones; los perros ladraban asustados, habitantes de la zona dieron de gritos desde las ventanas y puertas de sus casas. Las bombas destruyeron los coches estacionados frente a la casa del periodista italiano Sigfrido Ranucci. El coche de Sigfrido Ranucci, periodista y presentador de Report de la televisora pública italiana Rai3, y el de su hija, explotaron y quedaron completamente envueltos en llamas. El propio periodista informó de la noticia en redes sociales: “Dos artefactos explosivos”, escribió en su publicación, “destruyeron los coches estacionados frente a mi casa en Campo Ascolano, a las afueras de Roma. Las explosiones fueron tan potentes que sacudieron todo el barrio”. El programa Report se refirió explícitamente a la explosión de “un artefacto explosivo colocado bajo el coche del periodista”, que podría haber matado a cualquiera. “El coche explotó”, decía la publicación, “dañando también el otro coche de la familia y la casa de al lado. De inmediato, llegaron al lugar carabineros, agentes de la Direzione Distrettuale Antimafia y de la DIGOS, bomberos y forenses.
El atentado contra el periodista es un salto de cualidad en la larga historia de amenazas y claro, de denuncias judiciales en su contra: él y su equipo editorial han sido demandados numerosas veces, usualmente por políticos italianos, de diversos partidos. Ranucci ha actualizado con frecuencia su relato de los cientos de denuncias y solicitudes de pago por daños y perjuicios en las redes sociales que ha tenido que afrontar.
Se trata, en muchos casos, de querellas temerarias, es decir, de demandas o acciones judiciales presentadas sin fundamentos lógicos o legales, con mala fe o con la intención de causar daño a un periodista, algo frecuente en Yucatán y en México. Se considera querella temeraria cuando se alegan hechos falsos, se utilizan recursos dilatorios, se obstaculizan las pruebas, o cuando se intenta acosar o perjudicar al demandado en lugar de buscar una resolución justa.
El ataque contra Ranucci tuvo lugar a las afueras de Roma y ocurrió, curiosamente, en el aniversario del asesinato de Daphne Caruana Galizia, la periodista de investigación asesinada en Malta con una bomba lapa colocada bajo el coche hace ocho años, muerte de la que también nos ocupamos en un artículo publicado por esas fechas.
Los atentados frente a la casa del presentador de Report constituyen el episodio más grave de una serie de ataques a la libertad de prensa en Italia, que han aumentado en los últimos años, según señalan diarios italianos.
El programa de Sigfrido Ranucci y el equipo de Report realizan investigaciones y reportajes de fondo sobre política, economía y sociedad que frecuentemente involucran a políticos italianos, potentes empresarios y figuras públicas.
AMENAZAS DEL CÁRTEL DE SINALOA
Ranucci se encuentra bajo protección policial desde 2014 tras recibir amenazas de muerte de la mafia siciliana. Según las autoridades, las investigaciones sobre las bombas en su casa continúan en todas las direcciones, incluyendo las amenazas que Ranucci recibió el año pasado, según explica, del cártel mexicano de Sinaloa. Unas balas del calibre .38 fueron descubiertas en la hierba en su casa de viale Po Campo Ascolano por el equipo de seguridad del periodista: “No me las dejaron; se les cayeron a alguien, quizá acechando con un arma cerca de la puerta, detrás de una buganvilla. Sabía que yo volvería a casa después de unos días fuera”, explicó el periodista italiano.
“En ese momento, como antes, mandé cortar la planta inmediatamente”.
La pista con el cártel de Sinaloa conduce a los intereses de narcotraficantes albaneses y sus vínculos con miembros del cártel mexicano. La costa romana , entre Pomezia y Torvaianica, ha sido durante mucho tiempo el centro de una compleja dinámica criminal. En esta zona se entrelazan los intereses de los clanes albaneses, la Camorra y el hampa romana.
En la primavera de 2024, Sigfrido Ranucci, tras una investigación de Report, atrajo la atención del cártel mexicano, y algunos de sus miembros, según se informa, dijeron estar dispuestos a tomar medidas violentas contra el periodista.
Ranucci menciona que un día recibió mensajes a las 5:30 de la mañana de un abogado. Me confesó que el cártel le había encargado una campaña difamatoria con expedientes en mi contra. Denuncié todo. El abogado fue entrevistado por la fiscalía, pero sin éxito, explicó.
“He estado recibiendo amenazas desde 2009, quizás en algunos casos, fueron subestimadas. Otro episodio inquietante que data de hace poco más de dos meses, fue cuando “intentaron entrar por la fuerza en otra casa mía en la provincia de Latina. Nunca se lo dije a nadie, salvo a la policía; de hecho, la Digos está investigando”, revela el periodista de Report.


Post Scriptum
“Un grupo que se alió con la mafia albanesa, italiana, árabe, francesa, mexicana y estadounidense, con el compromiso de llevar cocaína a Europa ¿Qué pasa con ese cártel? no estaba en la inteligencia de la DIPOL […] este grupo es una federación multinacional de las mafias, dedicada a la compra de armas, trata de mujeres, trata de niños, trata de órganos y lavado de activos “: presidente Petro Gustavo de Colombia.
Petro también dijo que en dicha alianza hay al parecer iglesias evangélicas las que se dedican a trasferir activos de un país a otro, en los que tienen sedes.
Cajón de Sastre
Dice el escritor Roberto Saviano, autor del libro Gomorra, que cualquiera que ataque a un periodista bajo protección policial no intenta detener a nadie. Está enviando una advertencia a todos. El ataque a Sigfrido Ranucci no ocurrió hoy: es el resultado de años de deslegitimación, de campañas mediáticas diseñadas para aislar, difamar y destruir civilmente a cualquiera que se atreva a investigar a quienes ostentan el poder. Cuando ya no se discuten ideas, sino que se ataca a las personas, cuando el debate público se convierte en un linchamiento social permanente, cuando la política —el poder— se siente autorizada a atacar a los periodistas, la democracia no está en peligro: ya ha sido violada. Esta bomba no es solo un acto de intimidación: es un mensaje para cualquiera que piense que la investigación, el análisis y la crítica siguen siendo espacios de libertad.









