Redacción.- Estados Unidos se encuentra en la fase de aceleración de la pandemia a nivel nacional, reportando 37,425 nuevos casos y 869 muertes desde el viernes 27 de marzo. En Nueva York muere una persona cada 17 minutos de coronavirus.
El vecino de las barras y las estrellas es el nuevo epicentro de la crisis sanitarias provocada por el COVID-19, y enfrenta la pandemia con un sistema de salud completamente privatizado y sin garantizar la seguridad de sus trabajadoras y trabajadores.
Las enfermeras vienen exigiendo al gobierno de la Ciudad de Nueva York (hoy gobernada por el demócrata Joe De Blasio) hace años mejores condiciones tanto para las trabajadoras como para las y los pacientes en general. Por eso exigen una cantidad adecuada de pacientes por enfermera para garantizar los cuidados necesarios y, a la vez, trabajar en condiciones seguras. Esas demandas han sido desoídas y las encuentra con menos personal del necesario y jornadas extensas para enfrentar la crisis sanitaria.
Dice La Izquierda Diario, que la ausencia de un sistema de salud pública en Estados Unidos complica la respuesta de los centros de salud. Existe una división profunda entre una minoría que accede a servicios de calidad porque puede pagar las cuotas altísimas de las aseguradoras y una mayoría que se atiende en centros de salud con menores recursos. La tragedia de la inexistencia de un sistema público de salud en Estados Unidos está graficado en las enormes deudas que significan acceder a atención primaria, incluidos los tests (que muchas personas con síntomas no se realizan por el costo que presenta).