Eduardo Lliteras Sentíes.- Hasta hace pocas semanas, Mario Mex no hubiera creído que el edificio que compró para la sede de Morena en Yucatán -con sobreprecio de unos dos millones de pesos y pagado en más de nueve millones de pesos- en el número 418 de la calle 69 se iba a convertir en un mausoleo para el partido de la “esperanza”, y de él mismo.
Sin embargo, la toma por asalto del partido de la esperanza (de Rolando Zapata) se viene fraguando desde el periodo de Yeidckol Polevnsky, precisamente mientras se destapaban los contratos millonarios para la compra de inmuebles y la remodelación de edificios inexistentes que fueron denunciados por Alfonso Ramírez Cuéllar.
No cabe duda que algo muy importante hay en Yucatán, para que 1 senador, el líder de Morena nacional y el operador tabasqueño Oscar Cantón, hayan venido hasta el Estado para operar la imposición de la senadora hoy morenista -ayer del Verde y antes de ayer del PRI-, Verónica Camino Farjat, como nueva lideresa de facto del partido.
El mismo Mario Delgado bajó del Olimpo del partido en la Ciudad de México hasta Mérida el martes para negociar candidaturas con Verónica Camino y poner en su sitio a Mario Mex y a su grupo en Morena.
Tomado por sorpresa, primero, con la designación sin previo aviso de José Orlando Pérez Moguel en su lugar como representante de Morena ante el IEPAC, Mario Mex amenazó con realizar una manifestación en contra la designación de Verónica Camino en Morena para que arme su candidatura de cara al 2024 utilizando el cascarón morenista. Pero al rato se le olvidó y cambió de parecer, curiosamente.
En efecto. Todavía el día de hoy, se le vio entrar encorvado, desaliñado y mudo al edificio de la 69 seguido por el senador Ovidio Peralta y el delegado de Morena, Oscar Cantón Zetina, para una encerrona en la misma sede de Morena en Mérida donde le leyeron la cartilla firmada un día ante a Mario Delgado.
Por lo pronto, Mario Mex anunció una conferencia de prensa para el jueves. A reserva de lo que diga, lo que queda claro es que Verónica trabajará para crear su propia estructura y cacicazgo paralelo al partido para después asumir su control formalmente. La ex secretaria ejecutiva de la Comisión Interinstitucional para la Prevención del Delito y directora general del Centro Estatal de Prevención Social del Delito y Participación Ciudadana de Yucatán y ex diputada local priista con el ex gobernador Rolando Zapata, sigue en contacto con su viejo jefe, no cabe duda.
Señalan voces que la senadora y el tabasqueño Ovidio se han dedicado, después de la confusa conferencia de prensa para presentar a Verónica como una morenista de corazón que ama al presidente Andrés Manuel López Obrador, a palomear candidatos en al menos 50 municipios yucatecos.
Por lo pronto, es demasiado precipitado para que Verónica sea la candidata a la alcaldía de Mérida por Morena, aunque ella con todo propósito dejó abierta la posibilidad y por lo que se ve, los senadores de Morena -incluido Ricardo Monreal desde la Ciudad de México- no conocen límite alguno a sus ambiciones ni tienen algún prurito de vergüenza al utilizar para cada una de estratagemas el nombre del presidente.
Uno no puede dejar de sospechar que tanto interés en Yucatán tiene que ver con la especulación de tierras y el tren maya, negocio en el que andan metidos muchos políticos, de todos los colores.
De tal manera, si la ex gobernadora Ivonne ya tiene su partido naranja, ahora Rolando tiene su partido morado y lucha por mantener el control de lo que queda del PRI.
La pelea por los rastrojos del PRI, entre los que apoyan a Jorge Carlos Ramírez Marín y los Rolandistas, está al rojo vivo porque éstos últimos, y Alito, no cumplen con los acuerdos, al grado de que el mismo senador priista habría amenazado con dejar su pre candidatura a la alcaldía de Mérida.
Pero ya nada puede sorprender. El trasfugismo y el travestismo de los políticos no debe sorprender a nadie, simplemente se han quitado las caretas y apelan al analfabetismo político, como si el hábito hiciera al monje. Pero ese es el proceder de Morena -partido que decía ser diferente al PRIAN- desde la pasada campaña y alrededor de todo el país. Lo vemos en Quintana Roo, donde por ejemplo, Raymundo King, ex dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ahora es el flamante candidato de Morena a la alcaldía de Othón Pompeyo Blanco. Una auténtica burla que demuestra que los partidos son cascarones vacíos, huecos, utilizados por políticos para disfrazarse y seguir medrando sin fin.